Alfonso 'El Mellizo', recuerdos de un amigo
Actualizado: GuardarAunque la mayoría de las personas que nos abandona de una u otra forma, siempre deja una huella y una historia en los lugares donde vivieron. Aunque siempre nos embarga una gran tristeza, hay casos donde detalles de esas personas a las que has conocido más profundamente te hacen pensar que quien se ha ido para siempre no lo ha hecho en vano y su huella perdurara en el corazón y en la mente de muchos de nosotros durante mucho tiempo.
Para mí, en especial, la muerte de Alfonso, conocido como El Mellizo, vecino de Benalup-Casas Viejas y en particular de Las Lagunetas, me ha hecho pensar en cómo valoramos las cosas solamente cuando las perdemos, y lo mismo nos ocurre con las persona. Siempre intentamos recuperar esas cosas y esos amigos que ya no volverán.
También es un poco absurdo, porque es un tópico el hecho de supervalorar a las personas que se van, sólo por el hecho de que ya no estan.
Sin embargo, para los que fuimos sus amigos y vivimos algún tiempo cerca de Alfonso, sabemos que él se merece que, aunque tarde, seamos lo suficientemente sinceros para valorar sus hechos y nos sintamos orgullosos de haber compartido momentos con él.
Desde muy joven lo recuerdo en su caballo bayo, siempre con su figura estilizada y su fino bigote. Siempre prudente, siempre serio cuando las circunstancias lo requerían y alegre cuando uno que otro chacarra sonaba en las ventas de Las Lagunetas, donde una que otra vez sacaba su vieja guitarra de cuerdas desgastadas para amenizar alguna fiesta.
En esos tiempos donde Benalup parecía estar más lejos, donde no había tantos coches, ni tantos avances, Alfonso fue nuestro enfermero, y el que nos ponía las inyecciones. Lo recuerdo con su jeringa de cristal que hervía bastante tiempo en el cazo de agua para desinfectarla y recuerdo que también a veces ejerció como peluquero para nosotros.
Siempre me acordaré de él, en especial en la romería de Las Lagunetas, donde junto a otros vecinos luchó por la ermita que allí tenemos. Fue un pilar básico para que hoy todos sigamos disfrutando de la romería y tengamos un lugar donde proteger ese día a nuestra Virgen del Socorro.
Ya que en vida no fui capaz de agradecerle todo esto, con esta carta intento explicar a sus hijos, a su esposa y amigos, la huella que Alfonso indudablemente marcó en muchos de nosotros, y seguiré llevando a la práctica siempre uno de los consejos que un día me dio: «Que nunca te importe lo que los demás piensen de ti, sino lo que tu piensas de ti mismo».
Vicenta Peña Romero. Benalup-Las Lagunetas