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OPINIÓN

Crónicas coperas (primera parte)

JAVIER LACAVE<br> <br>deportes@lavozdecadiz.es/
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Pretendía estrenar esta columna de los viernes con una llamada al optimismo. Vendiendo la ilusión de que fueran, cuando menos, cinco o seis crónicas coperas hasta una hipotética final en el mes de abril. Pero mucho me temo que después del 0-2 que se llevó el Espanyol de Carranza no queda mucho espacio para seguir soñando con la copa. Lo digo con total sinceridad, sin paños calientes: la eliminatoria está muy complicada, casi imposible. Acepto los tópicos como un clamor a la esperanza («en el fútbol no hay nada escrito»; «en el partido de vuelta puede pasar de todo»; «cada partido es un mundo»), pero lo cierto es que no confío en el milagro y me parece a mí que sólo tendré la oportunidad de escribir una segunda y última crónica copera el viernes que viene. Dicho esto, me da la impresión de que estamos enfocando toda nuestra desazón por la derrota del miércoles en forma de críticas hacia un equipo titular que no jugó al nivel esperado (o al menos parte del mismo) y hacía Víctor Espárrago por no poner otro once distinto. He escuchado y leído múltiples críticas en esa línea desde que finalizó el partido argumentando que no se le dio suficiente importancia a unos cuartos de final de la Copa del Rey. De todo lo que se ha dicho sólo estoy de acuerdo en una cosa: se podía haber optado por un equipo titular con varios jugadores de los que estuvieron en Málaga como Bezares, Benjamín, Sesma, Berizzo, Medina o Mirosavljevic que son los están en mejor momento.

Vale, hasta aquí estupendo. Pero vamos a seguir tirando del hilo. Al Bernabeu, llevamos a los mismos, ¿no?. Y si no hemos resuelto la eliminatoria en Carranza contra el Espanyol, en Barcelona el partido de vuelta siguiendo la misma regla de tres vuelven a jugar los mismos. ¿Y el sábado siguiente contra un rival directo como el Racing en liga a quién ponemos?, a los que están en mejor forma: los mismos. Pero no hemos reparado en un pequeño detalle. Como lo hemos organizado todo tan bien, pasamos a semifinales y hay que jugar dos miércoles más. Con lo cual según esta teoría, estos jugadores deberían disputar doce partidos en seis semanas. Y aun así nadie garantizaba un resultado mejor contra el Español.

Es algo evidente que hombres como Suárez, Fleurquin, Pavoni u Oli no están al nivel de principio de temporada, pero con ellos el equipo fue capaz de pasar de ronda empatando a cero en Sevilla y entonces nadie pedía su suplencia. Espárrago decidió, desde el primer partido de esta competición en Albacete, jugársela con los que no actuasen el fin de semana anterior en la Liga y así llegamos a cuartos. ¿Por qué tenía que cambiar? Piensen una última cosa. La alineación se sabía desde dos días antes del partido y no escuché a nadie quejarse hasta que perdimos. A toro pasado es más fácil criticar.