Condenado a 8 años de cárcel un 'Ñeta' por intentar matar a cuchilladas a un 'Latin King'
El condenado, armado con un cuchillo, acorraló a la víctima en una peluquería de L'Hospitalet de Llobregat y le acuchilló en el cuello
Actualizado:La Audiencia de Barcelona ha condenado a ocho años y medio de prisión a un miembro de los "Ñetas" por haber intentado matar a cuchilladas a un "Latin King", en una sentencia en la que advierte de que la "ley del silencio" que impera entre las bandas lleva a veces a las víctimas a proteger a sus agresores.
La sección novena de la Audiencia de Barcelona ha condenado al "Ñeta" Pablo Vicente F. por un delito de homicidio en grado de tentativa, con el agravante de abuso de superioridad, y ha absuelto al otro acusado, Jorge Alexis M., al considerar que no hay pruebas suficientes de que participara en la agresión al "Latin King".
Según mantiene la sentencia, el 21 de agosto de 2003 el condenado, armado con un cuchillo y junto a un número indeterminado de "Ñetas", acorraló a la víctima en una peluquería de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) en la que se había refugiado y le acuchilló en el cuello, mientras otra persona que no ha sido identificada le golpeaba en la cabeza con un tubo de hierro. El juicio debía haberse celebrado el pasado 13 de octubre, pero tuvo que aplazarse hasta un mes más tarde porque la víctima, que finalmente declaró como testigo protegido, no compareció a la vista y se encontraba en paradero desconocido.
Cuando finalmente se celebró la vista oral, el "Latin King" apuñalado dijo no estar seguro de que los procesados fueran sus agresores, aunque los había inculpado en sus declaraciones previas. En este sentido, la sentencia reconoce que entre los miembros de las bandas juveniles y los que han sido testigo de sus fechorías suele imperar "una especie de ley del silencio en la que, por complicidad, por amenazas o por miedo, nunca nadie ha sido testigo de nada aunque haya presenciado con claridad los acontecimientos, como en este caso".
Por este motivo, el tribunal considera que las contradicciones en que incurrieron los testigos y la propia víctima en el proceso "son fruto del ambiente extremadamente crispado que provocan aquellas bandas jurídicamente peligrosas que, siendo compactas y jerarquizadas, imponen una especie de código de honor que incluye la mencionada ley del silencio". La sentencia hace especial mención a otro testigo, el dueño de la peluquería, que, "siguiendo con esa ley del silencio", dijo no haber visto nada porque cuando el grupo agresor irrumpió en el establecimiento se fue a la calle y allí permaneció hasta que salieron.