Pantagruel y Gargantúa
Actualizado: GuardarCuando nos vamos haciendo mayores, tenemos la tentación de establecer comparaciones entre distintas generaciones. Esto viene a colación por una circunstancia que me ha sucedido a raíz del último artículo publicado. Si lo recuerdan, lo titulaba «vuelta a las andadas» y entre otras cosas comentaba que, durante las fiestas navideñas, habíamos celebrado «cenas pantagruélicas». La lectura de dicha columna por algunos de mis conocidos llamó mi atención sobre ciertos comentarios que me hicieron los jóvenes de entre veinte y treinta años. Cuando terminaron de leerlo todos me realizaron la misma pregunta: ¿Qué significa pantagruélicas? Ni que decir tiene que la palabra se las trae, pero a ellos, no les sonaba para nada, no conocían la expresión ni su significado.
Pantagruel, es un personaje de una novela de Rabelais que junto con Gargantúa forman una pareja que cometen grandes excesos culinarios, de ahí el adjetivo de «pantagruélicas» a las comidas descomunales y copiosas.
Esto no tendría mayor importancia y sería anecdótico, pero resulta que es la consecuencia de una diferencia generacional evidente. En nuestra formación escolar, teníamos unos métodos muy diferentes a los que hoy se practican. Las variaciones entre nuestro Bachiller, la ESO, la LOGSE y la actual LOSE han modificado las fórmulas de enseñanza y sobre todo sus contenidos, por lo que a la larga, nuestros actuales universitarios tienen una gran formación técnica pero carecen de muchos conocimientos y lo que es peor, de cultura general.
No tienen, porque no se lo han enseñado, los conocimientos de geografía nacional o mundial que teníamos nosotros. Para que hablar de Literatura y mucho menos de Latín. No han ejercitado su memoria con retahílas que a veces nos parecían absurdas pero que ahora, al cabo de los años, nos alegra conocer y sirvieron para fraguar en nosotros una inquietud cultural.
Es evidente que somos diferentes, ni mejores ni peores, diferentes. La culpa de su desconocimiento no la tienen ellos, sino las cabezas pensantes que cada año modifican los métodos de enseñanza sin importarles las consecuencias para el futuro del educando. Incluso, si lo recuerdan, se pretendió recientemente que los alumnos pasaran al curso siguiente aunque no aprobaran para no crearles traumas psicológicos. El trauma lo tendrán cuando sean adultos y comprueben que manejan muy bien el ordenador o los mandos de la Play Station pero que no tienen ni idea de quien fue Fray Luis de León.