Editorial

Plaga en internet

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Con la última operación contra la pornografía infantil en internet llevada a cabo por las Fuerzas de Seguridad, el número de redadas de esta naturaleza en los últimos doce meses se eleva a nueve. Lo que supone una elevada proporción comparada con otros tipos de delincuencia y arroja una idea muy aproximada de la preocupante proliferación que estas prácticas delictivas alcanzan ya en nuestra sociedad. Pero hay otro dato igual de escalofriante que el porcentaje: el ámbito de la difusión en la Red de estas imágenes pornográficas con menores; y es que es realmente preocupante que entre los 33 detenidos de once comunidades autónomas aparezcan profesores, monitores deportivos, médicos y hasta un sacerdote. Es decir, profesionales que presumiblemente mantienen una relación habitual con niños y adolescentes. En esta ocasión, a semejanza de lo que también se dijo en mayo pasado tras la desarticulación de una red que ofrecía imágenes de violaciones a bebés, los expertos policiales aseguran que las fotografías y vídeos con menores resultan estremecedoras.

El rechazo moral y la condena social que merece la explotación de menores de edad, más aún con la degradación de abusos sexuales, no admite ninguna clase de contemporización; ni siquiera, como ahora ocurre, porque se trate de un mercado virtual de imágenes. Detrás de cada imagen hay un gravísimo atentado a la dignidad humana, con el agravante de ejercerse sobre menores indefensos. Afortunadamente, y aunque los proveedores y consumidores de tan execrable mercancía se traten de ocultar en opacas comunidades virtuales de internet, las redadas policiales demuestran que la eficacia policial en localizar su rastro está siendo ejemplar. Con la Red, la pornografía infantil multiplica e internacionaliza el delito, perpetrándose simultáneamente en diferentes ciudades y países. Y debido, precisamente, a esa versatilidad que favorece la clandestinidad, las leyes necesitan adaptarse a ese nuevo fenómeno; un camino que en España ya se ha iniciado con una reciente reforma del Código Penal que ha endurecido el castigo contra ese tipo de pornografía. En nuestro país se persiguen la producción y distribución de imágenes, pero también la exhibición, posesión y facilitamiento del mercado, y la penalización contempla incluso la llamada pseudo pornografía. Ahora bien, si el endurecimiento legal puede haber sido uno de los motivos principales de que en 2004 disminuyera el número de denuncias por pornografía infantil en servidores españoles, debe tenerse en cuenta, a nivel social, que la ley por sí sola no basta. Es igualmente necesario que padres y tutores tomen conciencia de que la Red no es un simple juego sino la herramienta de comunicación y trasvase de información más potente que ha conocido la humanidad y, por tanto, velen hoy por su correcto uso a manos de unos menores que mañana serán adultos.