Derretirse por la nariz
La rinitis es la inflamación de la mucosa que recubre las fosas nasales, algo bastante frecuente en estas épocas del año tan frías y cuyos síntomas son muy molestos para quien la sufre
Actualizado: GuardarDe forma similar a otros procesos similares, la rinitis habitualmente provoca la irritación e inflamación de la mucosa nasal. Se produce un aumento en el flujo de sangre, por una vasodilatación de los plexos vasculares, con aparición de un edema y multiplicación de las secreciones. El aumento en el flujo de sangre puede producirse sin que medien siempre esos mecanismos inflamatorios. La irritación de la mucosa nasal suele aparecer de forma aguda, mientras que en otros procesos, como sucede en las rinitis crónicas, no adquiere ese aspecto tan inflamado.
En el caso de las rinitis agudas, las causas de la irritación de la mucosa nasal son muy diversas, la mayor parte de ellas locales. Hay causas infecciosas -como agentes y microorganismos-, entre las que destacan los procesos virales que afectan a las vías respiratorias por invasión de las mucosas y que generan un trastorno inflamatorio de las mismas.
También existen rinitis infecciosas producidas por bacterias y otros microorganismos. Algunos agentes químicos suponen también una agresión para la mucosa de las fosas nasales y generan una rinitis, como ocurre con humos y sustancias tóxicas inhaladas. Otros agentes biológicos, especialmente los pólenes, desencadenan esa reacción inflamatoria pero a través de mecanismos alérgicos, es decir por existir una sensibilización inmunológica que desarrolla una respuesta del sistema inmune al detectarse su presencia. También hay agentes físicos que producen una intensa irritación de la mucosa nasal, entre los que destaca el frío. Un frío intenso es capaz de provocar una rinitis sin que medien otros mecanismos, simplemente por su capacidad para desecar e irritar las mucosas.
Existen enfermedades sistémicas que entre otras manifestaciones son igualmente capaces de desencadenar cuadros inflamatorios en diversas mucosas. En las fosas nasales provocan cambios inflamatorios que difieren en cierta forma de los habituales en relación con los agentes descritos anteriormente y que pueden llegar a ser muy característicos de determinadas enfermedades. Así, están muy relacionados con trastornos del sistema inmunológico. Son procesos que desarrollan problemas en otros sistemas muy agresivos y que habitualmente llevan a un diagnóstico clínico.
Todos hemos sufrido en alguna ocasión las molestias relacionadas con la presencia de una rinitis aguda. Es habitual sentir una congestión intensa de la mucosa nasal relacionada con la inflamación de la misma y que ocasiona diversos trastornos. Aparece con frecuencia un aumento de las secreciones nasales, anteriores o posteriores -las que se notan por la garganta- que en términos médicos se denomina rinorrea. Suelen ser muy líquidas y trasparentes, habitualmente como un goteo constante, propio de los procesos alérgicos o virales. Esas secreciones líquidas se transforman en otras más espesas, de aspecto amarillento o verde, principalmente cuando se trata de una rinitis infecciosa, fundamentalmente bacteriana. En ocasiones, y dependiendo del tipo de rinitis, las secreciones pueden llegar a ser sanguinolentas, en el caso de que exista alguna una lesión importante de la mucosa nasal.
Los síntomas
Las secreciones provocan, junto a la congestión de la mucosa nasal, la sensación de taponamiento que suele estar presente en todos estos procesos y que puede ser bilateral o unilateral, e incluso alternar de un lado al otro. El taponamiento nasal con frecuencia cambia a lo largo del proceso, a lo largo del día y también según la posición de la cabeza. Es habitual que aparezca picor y estornudos cuando existe una inflamación aguda de la mucosa, propia de las rinitis alérgicas o infecciosas. Por otro lado, también es frecuente que el sentido del olfato resulte afectado.
Lo habitual es que este tipo de afecciones evolucionen de forma satisfactoria y se limiten a pasar de una fase aguda a otra de recuperación. Suele ser un proceso que dura entre dos y cinco días, dependiendo de la causa que lo provoca. En el caso de algunas enfermedades, como sucede con los trastornos alérgicos, las molestias pueden persistir mientras no se trate la causa. Es habitual que aparezcan complicaciones en relación con una rinitis aguda. Entre ellas destaca la aparición de sinusitis, por la inflamación de esa mucosa, que llega a obstruir el orificio de drenaje de los senos paranasales: se acumulan secreciones en su interior y a veces se infectan.
Atención cuando duele
Se sospecha la aparición de esta complicación cuando surge una sensación de congestión nasal intensa que se extiende a toda o parte de la cara, con dolor de cabeza opresivo y fiebre. También se desarrollan faringitis con frecuencia, debido a la respiración bucal por la sensación de congestión nasal.
Esa irritación determina una sensación de garganta seca que muchas veces es dolorosa. En algunos casos, la presencia repetida de fenómenos inflamatorios da lugar a la aparición de pólipos o formaciones por un crecimiento benigno de la mucosa.
La inflamación repetida de la mucosa nasal o, a veces, el abuso de tratamientos sintomáticos pueden dar lugar a una rinitis crónica con atrofia de la mucosa nasal. Se manifiesta como una degeneración de dicha mucosa, que cambia de aspecto. Deja de tener ese aspecto sonrosado y húmedo. Aparecen lesiones ulcerosas muy molestas, de evolución crónica y con frecuencia ocasionando trastornos como pérdida de la sensación de olfato.
Las funciones que cumple este recubrimiento nasal son las de acondicionar el aire respirado, al aportarle humedad y temperatura. También hace frente a agresiones procedentes del exterior, especialmente biológicas, al quedar atrapados en ella gérmenes y partículas que son destruidos o eliminados al exterior. Por otro lado, actua como caja de resonancia en determinados sonidos que emitimos al hablar y, sobre todo, hace posible disfrutar y distinguir una amplia gama de olores.