Orden tras el caos
Actualizado: GuardarLa entrada en vigor de la Ley del Suelo en Andalucía ha supuesto una conmoción en el sector inmobiliario, tanto entre promotores y constructores como en los compradores e intermediarios y también en los funcionarios públicos encargados de escriturar y registrar las transacciones.
La nueva normativa que regula la venta de las Viviendas de Protección Oficial (VPO) ha sido la causante del alboroto, al establecerse el derecho de tanteo y retracto de la Junta de Andalucía sobre los pisos que se pongan a la venta. Se acabó, por tanto, con el libre precio de las VPO, muchas pagadas en buena parte en dinero «negro», y se acabó, o eso se espera, con una especulación feroz, cuya crudeza ya escandalizaba a los propios agentes del negocio inmobiliario.
Aunque siempre existieron controles de este tipo de transacciones, la nueva ley establece que será nula cualquier venta que no haya sido comunicada previamente a la Junta de Andalucía. Ésta, por su parte, se compromete a no usar el silencio administrativo, sino a efectuar una comunicación oficial.
Los afectados se quejan de escasa información acerca de las nuevas normas, que han sorprendido a muchos en plenas operaciones de compraventa. Sin embargo, la ley fue aprobada hace más de un año por el Consejo de Gobierno, ha pasado el trámite parlamentario y ha sido objeto de información y negociación con diversos grupos sociales.
Asimismo, la Junta parece abierta a establecer, si no un periodo transitorio de implantación, como algunas voces requieren, sí algunas nuevas medidas correctoras: no se ejercerá el derecho de tanteo sobre las viviendas construidas hace más de quince años.
En este sentido, la ley pretende devolver a las VPO su verdadero sentido y utilidad, que es el de facilitar el acceso a la vivienda digna, un derecho recogido por la Constitución. Así, se establece la obligatoriedad de reservar el 30% de suelo de las nuevas promociones a VPO, una medida también polémica, y de determinar un plazo de construcción.
Además, se pone coto al precio de venta, que será tasado e imposible de sobrepasar. De este modo, acaban prácticas especulativas ya tan consolidadas que su desaparición va a costar asimilar. Sin embargo, es necesario comenzar a hacerlo, por el bien de todos los que desean contar con un techo propio y no pueden hacer frente a las elevadas, cuando no desproporcionadas, rentas libres.