A la conquista de Perú
El Club Deportivo Elbruz, con el jerezano Marcos Mosquera como jefe de la expedición, acometerá en julio la subida a la Cordillera Blanca andina
Actualizado:Marcos Mosquera reúne todos los requisitos que debe tener un buen alpinista. Ama el riesgo pero con prudencia, es calculador, le gustan los retos y, además, posee una enorme capacidad para trabajar en grupo, un factor que no suele darse en muchos profesionales de la montaña, precisamente. Actualmente, este alpinista jerezano pero con raíces gallegas, se ha embarcado en un proyecto apasionante: acometer la escalada de dos montes de la Cordillera Blanca peruana: el Ishinca y el Toclaraju. En términos taurinos eso equivale a recibir de rodillas frente a los toriles a un Mihura. Casi ná.
El Club Elbruz es la entidad que pone DNI a la expedición. Una organización que nació en 1.999 a partir de la idea de varios estudiantes de la ESO, del Colegio María Madre de la Iglesia de Sevilla. Este centro educativo tiene fuertes y estrechas vinculaciones con Perú por lo que se contagió rápidamente el interés por ese país y sus montañas. Así que Elbruz ofrece una gran oportunidad para la expedición coordinada por Marcos Mosquera. El objetivo que persigue los jóvenes alpinistas es abrir cantera y afianzar la afición del montañismo entre los andaluces. Al igual que otros clubes, la entidad sevillana servirá de trampolín para que los expedicionarios más noveles participen y se involucren de manera directa en un proyecto con todas las de la ley.
Ascenso complejo
Una de las principales críticas que reciben los miembros de la expedición andaluza, es que ascenderán dos picos de 5.530 y 6.034 metros sin apenas tener experiencia. Es decir, los montañeros más puristas afirman que para acometer ese tipo de ascensiones hay que pasar primero por los Alpes y los chicos que representan al Club Elbruz son neófitos a la hora de subir montañas europeas de un calado medio-alto. No obstante, Marcos Mosquera difiere de lo que comentan los veteranos. «Es cierto que somos jóvenes pero estamos preparado para afrontar el reto de subir la cordillera andina. Creo que no somos tan inexpertos como se cree».
Y es que el proyecto que emprenden no es moco de pavo. El Ishinca, por ejemplo, es un pico de 5.530 metros con dos zonas claves para el ascenso: la famosa cueva de hielo, una formación natural de proporciones gigantescas que da paso hacia una fuerte pendiente que accede finalmente hacia la arista final y la pendiente cimera, que frecuentemente tiene una entrada muy agrietada. En julio está previsto que los expedicionarios andaluces estén ya en tierras andinas. Será invierno, factor muy a favor de los montañistas porque «así la nieve está más dura y se facilita el agarre», explica Mosquera. Según el avance de la temporada la acumulación de nieve se ve reducida y conforme se acerca el final de temporada la ruta se hace menos accesible en el Ishinca.
Tras ese primer pico, luego llega el segundo reto: la ascensión al Toclaraju, una montaña de 6.034 metros. Los integrantes del proyecto Cordillera Blanca saldrán del campamento base siguiendo una ruta eminentemente glacial por lo que el campamento estará convenientemente protegido contra los fuertes vientos. Una de las dificultades principales estriba en que la subida se realizará de madrugada, hasta alcanzar la arista noroeste (una ruta que presenta grietas y puentes de hielo de diversas formas y tamaños según la temporada).
En julio será cuando la expedición dirigida por el jerezano Marcos Mosquera intente, al menos, conseguir uno de los objetivos más importantes: incorporar cumbres interacionales al curriculum del Club Montañero Elbruz y lograr un desarrollo técnico más avanzado de todos sus miembros. Veremos qué pasa.