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Superación original y sin subtítulos

Alejandro es el primer sordo de Cádiz que ha obtenido una beca Erasmus Su discapacidad no le impide estudiar Educación Física en Bolonia (Italia)

TEXTO: A. G. LATORRE / FOTOS: ANTONIO VÁZQUEZ / CÁDIZ
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La historia de siempre. Un joven mira en internet las ventajas de irse de Erasmus. Su madre se pone un poco nerviosa y su padre le anima a marcharse. Finalmente rellena todo el papeleo y se va a hincar codos a otro país, donde hace amigos de varias naciones y convierte los trenes su medio natural de transporte. El hecho de que sea el primer sordo de la Universidad de Cádiz que consigue esta beca está en un segundo plano.

«La experiencia me está encantando, estoy aprendiendo mucho no sólo de la situación de mi carrera, Magisterio de Educación Física, sino también de la situación de los sordos en Europa», explicaba Alejandro Fernández, que a pesar de no oír habla con gran fluidez. «Y saliendo fuera me he dado cuenta de que en Andalucía estamos muy avanzados».

Alejandro estudia en la Universidad de Bolonia, en Italia, «aunque yo prefería Milán o Roma», y para ayudarle con él se ha marchado una intérprete de la Universidad de Cádiz. «A ella le pagamos tanto su sueldo como la estancia en una residencia...supone un gasto aproximado para la Universidad de 2.000 euros», explica Teresa Lozano, responsable de la Oficina de Atención a la Discapacidad de la Universidad de Cádiz. La intérprete, cuyos gastos corren por cuenta de la UCA, le traduce a Alejandro las lecciones en italiano al lenguaje de signos. «En los exámenes orales hacemos lo contrario, yo le doy las respuestas y ella se las traslada al profesor», detalla Alejandro antes de decir que todos en la Universidad han sido comprensivos con su discapacidad: «Me intentan facilitar las cosas en todo lo posible, tanto los profesores como los compañeros».

Leyendo los labios

Allí en Bolonia, como cualquier estudiante Erasmus, Alejandro ha hecho amistad con gente de todos los países. En su residencia, convive con rumanos, thailandeses o alemanes, «este verano quiero ir con un amigo de allí a ver el Mundial de fútbol», con los que se entiende, leyéndoles los labios, en italiano. «Al principio me costaba bastante, aunque me voy acostumbrando, supongo que es algo que le pasa a todos», indica Alejandro, que explica que la similitud del idioma es lo que le llevó a elegir Italia como primera opción y Portugal como segunda.

«Yo antes conocía el lenguaje de signos, pero lo he ido olvidando; prefiero hablar con él para que se acostumbre a leer los labios y a responderme con palabras», detalla, Cayetano, su padre.

Alejandro constituye un ejemplo en primera persona de que «lo que yo he hecho lo puede hacer cualquiera». En la Universidad de Cádiz destacan que es una prueba de que se están trabajando intensamente para la eliminación de barreras, en este caso sensoriales, y para la integración de los discapacitados. «Se está avanzando, pero todavía queda mucho por hacer», matiza Alejandro.

Washington y Cádiz

En lo que respecta al futuro, este joven jerezano comenta que le gustaría ir a la Universidad Gallaudet, en Washington (EE UU), como profesor de Educación Física. Esta Universidad estadounidense es la única del mundo para personas sordas. «El problema es que hay que encontrar a un profesor de este Campus que quiera venir a Cádiz», explica Alejandro. Para más a largo plazo, «aunque ahora estoy pensando en el presente», proyecta ayudar, desde su puesto de profesor, a las personas sordas de la provincia. «Siempre ha tenido muy claro, desde pequeño, que quería ayudar a los demás sordos», comenta con orgullo su padre.