EDUARDO BLANCO ACTOR

«Prefiero las historias de perdedores, más cercanas a la mayoría de la gente»

El actor argentino se siente «desmoralizado» ante los bajos resultados de audiencia cosechados por la serie de Tele 5 'Vientos de agua'

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El actor argentino Eduardo Blanco es el eterno compañero de Ricardo Darín en películas como El hijo de la novia y Luna de Avellaneda. Todos ellos títulos de su compatriota, el cineasta Juan José Campanella, que ha dado un paso más arriesgado en el hermanamiento audiovisual entre Argentina y España con la serie de Telecinco Vientos de agua. Esta soberbia obra de 13 capítulos, que tiene como telón de fondo la emigración, no ha sido respaldada, de momento, por la audiencia, lo que desmoraliza a Eduardo Blanco, uno de los tres protagonistas junto a Ernesto y Héctor Alterio.

-Habrá sido desalentador conocer los índices de audiencia.

-Bastante. Uno hace su trabajo lo mejor posible, y los ingredientes que tiene esta comida son de primerísima calidad. Teníamos la expectativa de que iba a gustar. Estamos orgullosos del producto final, pero si no resulta, no resulta. La televisión no es muy tolerante: si el primer minuto de un programa no responde a las expectativas, lo cambian.

-Se suele criticar mucho la falta de calidad en la televisión, pero cuando se oferta un producto de altura no es respaldado por la audiencia.

-Sería un tema para una larga charla. Es posible que, si no hubiera empezado el 3 de enero sino el 15, se habría dado margen a que se terminaran las vacaciones y tal vez habría arrancado mejor. Pero los productos de la televisión de todo el mundo tienden a ser masivos, y los directivos entienden por masivos aquellos temas que no propician la reflexión. La gente está acostumbrada a los Grandes hermanos, y le cuesta comprometerse a seguir una propuesta que exige mayor atención. Yo estoy desmoralizado, desalentado, aunque me recupero pronto.

-Además, cuenta con un papel que sería un regalo para cualquier actor.

-Me ha dado la sensación de estar contando la historia de mi propia familia. Mis padres son españoles y yo soy argentino de primera generación. Argentina está llena de españoles que tuvieron que irse y acá hay muchos argentinos. Aún más, la serie cuenta la crisis de Argentina en 2001, lo cual significó la salida del país de mucha gente. La temática es muy actual porque la emigración es un fenómeno de hoy. Allá también tenemos peruanos y bolivianos que huyeron de sus países por hambre.

Historias propias

-Siempre le tocan papeles de perdedor.

-Ja, ja. Depende de la lectura que hagamos de lo que significa ser un perdedor. Yo siento que la mayoría de la gente que habitamos este mundo tenemos historias de perdedores. Prefiero contar esas historias, más cercanas a mí, que las de un señor superpoderoso y supuestamente ganador que en realidad está alejado de la vida de la mayoría de las personas. En las películas que he rodado con Ricardo Darín, los dos hacemos papeles de perdedores, aunque en mi caso tiran un poco más de la cuerda.

-Al menos, en Vientos de agua deja de ser su eterno amigo.

-Sí. Curiosamente en la vida real no somos amigos, aunque sí buenos compañeros. Nos vemos sólo cuando rodamos.

-El hermanamiento cinematográfico entre España y Argentina está dando buenos resultados.

-Sí, pero yo soy mucho más ambicioso que esa colaboración entre Argentina y España. En mi fantasía pienso que ojalá seamos capaces en los países de habla hispana de hacer proyectos que abarquen a todos. Hace falta que contemos nuestras propias historias, que siempre serán más cercanas que las de la cultura estadounidense.