Taquilla
Actualizado:Al quedarse embarazada, Angelina Jolie acaba de autodescartarse como sujeto paciente de una de esas entrevistas-homenaje (o autohomenaje) que realiza y ralentiza el gran Jesús Quintero. Existe una razón de peso -nunca mejor dicho- para que Quintero no entreviste a una mujer embarazada y es que el riesgo de que ésta rompa aguas antes de que él llegue a la penúltima pregunta es alto.
Si yo fuera Quintero y tuviera a Jolie delante, le preguntaría simplemente: «¿Por qué?». Aún exponiéndome a que ella me respondiera, media hora más tarde y tras reflexionar hondamente: «¿Por qué no?».
Y es que en el club de fans del inquietante Billy Bob Thornton no acabamos de entender qué ha visto su ex mujer en alguien tan ortodoxamente bello como el apolíneo Brad Pitt.
La creíamos más interesada en la asimetría y el lado oscuro. Y Pitt, francamente, por mucho que se haya teñido de moreno y ahora vista de cuero negro, sigue siendo un querubín.
Pitt Jolie ('pit' en catalán es pecho, y 'joli', en francés, bonito). Esos serían los apellidos del nuevo retoño de ser los auténticos de sus famosos papás (en el caso de ella, no lo es), y de existir en Estados Unidos el segundo apellido; que tampoco.
Lo que sí podemos predecir es que la criatura será extre-madamente fotogénica y, con toda seguridad, muy 'jolie'. Un bebé perfecto para un mundo que no lo es; como se encargarán de recordarle sus exóticos hermanos.
De hecho, yo a este hijo biológico de Angelina y Brad lo veo como una superproducción de Hollywood, frente a los otros dos adoptados, que vendrían a ser comparables a películas de autor; piezas únicas, de culto, pero siempre para un público minoritario.
El que llega, en cambio, aún no se ha estrenado y ya está arrasando en taquilla.