Zidane y Guti componen la sinfonía blanca
El Madrid recupera la alegría y completa su mejor partido de la temporada ante el Sevilla Triplete del francés y recital del canterano
Actualizado:Definitivamente, López Caro ha transformado al Real Madrid, que firmó ante un Sevilla notable su mejor partido de la temporada y al fin se dio una alegría liguera en el Bernabéu. Aunque sufrió en las postrimerías y mostró algún altibajo peligroso, producto quizá de su delicada condición física, se gustó, divirtió e hizo sonreír al hasta ahora atribulado Florentino Pérez. El antológico taconazo de Guti a Zidane en la jugada del tercer gol, un pase desde fuera del área entre un mar de piernas que salían, quedará enmarcado como una de las acciones de la Liga. Ese gesto técnico y el triplete del astro francés, ejemplificaron que los blancos se han rehabilitado y, todavía con carencias, ya intentan genialidades olvidadas. La puesta en escena del Real Madrid fue espectacular. Dio la sensación de haber ahuyentado viejos fantasmas, de haberse liberado de la tensión que le atenazaba junto a su parroquia. Fue un equipo en toda regla, moderno, alegre, vistoso, rápido, versátil, capaz de presionar arriba, de hacer circular el balón, de alternar el toque corto con el largo.
Otro equipo
Juntito, con la defensa muy adelantada y liderado por un Zidane enchufadísimo, muy mejorado físicamente, el Madrid se pareció como la noche al día a ese equipo lento, apocado, previsible, sin fe y sin ideas, que caracterizó a la última etapa de Vanderlei Luxemburgo. Le funcionaba casi todo: la zaga, el centro del campo, con un Guti genial en la distribución, y las famosas bandas, ya que Cicinho y Beckham forman una sociedad rentable.
Puestos a exigir, aún cabe esperar mucho más de Robinho y, sobre todo, de Baptista, que sigue desorientado. Ni siquiera ante su ex equipo, la Bestia fue tal y justificó una pizca de su multimillonario fichaje. Eso sí, forzó el penalti que devolvió la vida a su equipo cuando más sufría. Tampoco Gravesen da la talla para ser el '5' del Madrid, aunque la enorme diferencia con los brasileños reside en que del danés no cabe gran mejoría.
Los blancos, además, tuvieron la fortuna de marcar en su primera llegada. Una magnífica combinación entre Robinho y Zidane acabó con un certero zurdazo raso, sobre la marcha, de Guti. Chamartín al fin vibraba con los galácticos.
Empate y reacción
Terminaron el primer período achuchando al Madrid y arrancaron con la misma intensidad la segunda mitad. Fruto de su dominio y del bajón merengue, el Sevilla empató. Poco le duró la alegría al pobre por varios motivos: porque se echó enseguida atrás, porque el Madrid ha recuperado la fe con López Caro y porque Ocio hizo un penalti tontorrón a Baptista que Zidane no perdonó.