Los jóvenes emplean la profesión como puente a otras

Los maratonianos turnos, lo arriesgado del oficio y el precario sueldo causan que el empleo de vigilante de seguridad sea uno en los que más rotaciones se producen. Así, de las 130.000 tarjetas profesionales emitidas por el Ministerio del Interior sólo 80.000 están en siendo usadas actualmente. «Existe un déficit de vigilantes de seguridad en la provincia y especialmente a nivel nacional. Ciudades como Madrid, que tiene aeropuerto, metro y grandes superficies comerciales, necesitarían 15.000 vigilantes más», comenta el director de Formación Integral Pública y Privada (FIPP), Alberto Salas. Una deserción que se da en mayor medida en los jóvenes, quienes «emplean la profesión como trampolín para acceder, previo examen, al cuerpo de la policía nacional o municipal, así como al sector de la hostelería, oficio este último menos arriesgado y mejor pagado», señala Salas.