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Era un poco tremendo, la verdad: música, luces, colores, danzas, se abre el telón y aparece ¿Bárbara Rey! Era La revista, en el viernes noche de TVE-1. La semana anterior, la protagonista había sido Ana Obregón. Todo era prácticamente idéntico: el mismo espectáculo-Moreno en el escenario, la misma muchedumbre de personas mayores en el patio de butacas. Parece que TVE, a estas alturas, ha descubierto su vocación. No deberían ocultarlo por más tiempo: TVE se ha dado cuenta de que su mejor opción, en la noche del fin de semana, es la tercera edad. Lo mismo que habían deducido los anteriores equipos de TVE desde García Candau.

Una vez más, un viaje con prescindibles alforjas. Al final, quien mejor lo ha visto ha sido Jose María Yuste, que en la presentación de su «nuevo» espectáculo se dirigía expresamente al público más anciano. Nada malo hay en ello. Y conste que Ana Obregón y Bárbara Rey no desentonan en el conjunto. Seamos sinceros: Ana Obregón será todo lo atractiva que quiera, pero no deja de ser una hermosa mujer madura; Bárbara Rey puede haber sido el mito erótico de una generación, pero esa generación hoy peina canas y calvas.

TVE no puede presumir de apostar por los jóvenes valores. Habría que preguntarse si los espectáculos de La revista tienen el nivel de calidad exigible o si se mueven por otras motivaciones. Encontrarse en un musical con Ana Obregón y Bárbara Rey es un grave riesgo para la música. Ambas padecen graves limitaciones en las artes de Terpsícore. Da la impresión de que este brillante elenco parece más bien orientado hacia las exigencias del cotilleo. A TVE le toca entretener a la tercera edad en los fines de semana, del mismo modo que a Telecinco y a Antena 3 les toca ventilar los amoríos de los concursantes de sus reality-shows. Entretener con las piernas de Bárbara Rey no deja de ser un ejercicio mucho más noble que airear la cama del último protagonista de Gran hermano.