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Sonidos de juguete

Los músicos de la Orchestra Fireluche llegan esta noche a Cádiz para ofrecer un singular concierto con instrumentos 'de mentira' y cacharros de cocina

TEXTO: CRISTINA RICO / FOTO: LA VOZ/ CÁDIZ
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Hace tres años que la pasión por la música y los instrumentos de juguete llevaron a un grupo de amigos a unirse para formar una de las orquestas más singulares de cuantas existen en el mundo. Con material llegado de China o India, de la juguetería de la esquina o de una tienda de menaje -la procedencia no es un problema- la Orchestra Fireluche ha sido capaz de crear un espectáculo musical para todo tipo de públicos.

Compuesta por doce miembros, esta simpática orquesta se pasea desde entonces por los escenarios de toda España demostrando al público que un concierto de piano de cola se puede ofrecer hasta en el más pequeño de los escenarios, eso sí, siempre que el instrumento sea de juguete. Y es que para ellos, como explica Laura Xiberta -miembro de Fireluche encargada de la flauta travesera- «no se necesita mucho más».

Guitarras, pianos y baterías de juguete, flautas chinas, charangos de Perú, sierras-violín o «cacharros de todo tipo como cacerolas o tarros de cocina para los efectos especiales» serán los encargados de hacer sonar las notas de esta orquesta durante el concierto que ofrecerán esta noche el pub Barabass de Cádiz.

Un concierto para todos

Un espectáculo -del cual los gaditanos ya pudieron disfrutar de un aperitivo en la sala Fussion-Art de Chiclana en la noche del viernes y ayer en El Palmar- que sus intérpretes consideran «apto para todos los públicos, porque, si fuese sólo para niños no lo pondríamos a las doce de la noche», enfatiza Laura animando a grandes y pequeños a participar.

A pesar de que sus funciones no son espectáculos musicales al uso, Laura Xiberta reivindica la definición de «concierto» para sus interpretaciones. «Hacemos música y ofrecemos un concierto como otro cualquiera. Lo que pasa es que, en la mayoría de las ocasiones, nos acompaña una bailarina que hace un poco de café-teatro, entrando más en la línea del cabaret. Pero la base de todo es la música y, por tanto, es un concierto».

De sus instrumentos de juguete han salido todo tipo de canciones, desde las suyas propias hasta versiones de algunos clásicos como Mozart o la famosa Carmen de Bizet.

Maderas, cuerdas, teclas, tarros, instrumentos poco convencionales y objetos cotidianos al servicio de la imaginación y la música. Una propuesta que nadie debería perderse si pretende presumir de ser un verdadero melómano. Al fin y al cabo, nunca se sabe dónde reside la esencia de la inspiración ni de la melodía perfecta.