EL PLUMAZO

Óscar Pastrana

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Este año debuta como autor de Carnaval mi hijo Óscar, lo que para un padre coplero como yo, supondría un orgullo, ya que esta aportación se une a la de su hermano, que este año trae el coro de Sevilla.

Debiera de sentirme feliz por este hecho, ya que aún no hablaba y ya cantaba el final del popurrí de Takatá Chinchín PomPom con una guitarra que le regalé. Al fin y al cabo, siento que está en el carnaval gracias a mi o por culpa mía.

Se metió en ajedrez, y cuando aprendió lo suficiente como para ganarme con los ojos cerrados, lo dejó. Ahora se mete en Carnaval, en donde estoy seguro, también es mejor que yo, pero a mi me ha costado 27 años de dedicación para hacer un tango en condiciones y ser algo reconocido, y no me hace ni pizca de gracia que él pierda un minuto por esta fiesta, ya que yo tengo que seguir limpiando cristales para vivir.

Su madre y sus abuelos maternos le están criando y educando desde que nació y ellos se merecen que Óscar sea un excelente médico, ya que la medicina le gusta desde niño y sabemos que reúne aptitudes para ello, pero temo que un primer premio en comparsa junior le quite la concentración de sus estudios, o a lo peor, un cajonazo, y como es cabezota y tiene a quien salir, lo vuelva a intentar con la pérdida consabida de dedicación a su carrera.

Hace tiempo que no hablamos, y no ya porque no vivimos bajo el mismo techo, sino por que somos igual de orgullosos que de obstinados. Espero que aprenda de esta nueva inquietud y, ya sea con un cajonazo o con un primer premio, lo que si quiero es su felicidad y que sepa que en nuestra carroza lo echaremos de menos.