Jubilarse en España
Actualizado:Una compañía de seguros ha hecho públicos los resultados de una gran encuesta que ha realizado entre 70.000 trabajadores de los once países más desarrollados del mundo, incluyendo a España, sobre sus actitudes hacia la vida laboral y la jubilación. Y los resultados que la muestra española arroja son especialmente relevantes en un momento en el que nuestro Ejecutivo se dispone a regular nuestro tiempo con la reforma de la Seguridad Social, la Ley de Igualdad y la Subcomisión de Adecuación de Horarios que acaba de crearse en el Congreso. La macroencuesta viene a decir que somos los que menos ahorramos para nuestra jubilación, y que, junto con los italianos, somos los que menos atención prestamos a las condiciones que tendremos después de retirarnos. También -según el estudio- nos gustaría jubilarnos a los 57 cuando sin embargo el promedio real de edad de jubilación son los 62 años: la edad más alta de todos los países de la muestra.
Podría dar la impresión de que los trabajadores españoles somos incapaces de prevenir riesgos futuros. Sorprende que las mismas personas que movilizan ahorro familiar como nunca antes se hizo, que protagonizaron el proceso de previsión a largo plazo que fueron las migraciones de hace treinta o cuarenta años, que han invertido en educación para sus hijos, y que se embarcan en enormes esfuerzos financieros para adquirir inmuebles, sean al mismo tiempo unos inconscientes que infravalorasen sus necesidades de años venideros. Evidentemente, no es así. La pervivencia de la familia extendida y la gran difusión de la vivienda en propiedad hacen que el caso español, y el italiano, sean distintos al resto de países desarrollados y que las necesidades a largo plazo se perciban de otra manera.
Acierta el Ministerio de Trabajo al recomendar que se limiten las jubilaciones anticipadas porque dada nuestra productividad del trabajo, no parece razonable limitar su empleo. Pero si se quiere aumentar la aportación del trabajo al producto total hay fórmulas más eficaces que el simple alargamiento de la vida laboral. En el fondo, la recomendación del Ministerio de Trabajo oculta un preocupación sobre el futuro de nuestro sistema de pensiones, que lo es sólo de nombre porque se trata en realidad de un sistema de reparto y no de capitalización. Las pensiones futuras dependerán en buena medida del número de trabajadores activos -cotizantes- en el futuro y del número de jubilados que haya entonces. Y a la vista de los datos sobre la fecundidad de los españoles y su longevidad, la mejor recomendación que se le puede hacer a un futuro jubilado sería la de darse prisa para contratar un plan privado de pensiones. Y, por supuesto, que se retire cuando lo juzgue conveniente.