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Un parelismo peligroso con Goyo Manzano

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Nadie parece discutirlo: este Málaga no ofrece la sensación de equipo moribundo que exhibía el entrenado por Gregorio Manzano. Aun así, la preocupación es latente ante la impotencia para remontar el vuelo y la encrucijada en la que aparece con motivo de la visita de un claro rival directo, el Cádiz.

El paralelismo numérico entre ambas temporadas resulta peligroso. La coincidencia en demasiados aspectos invita a dos lecturas. La optimista induce a pensar que es mejor pasar en esta fase del campeonato por el trance más amargo, y no en plena segunda vuelta. Claro que la pesimista tienen un enorme peso la fragilidad defensiva, la falta de solvencia y la escasez de oportunidades generadas. La racha actual es preocupante: seis encuentros sin vencer y un triunfo en 10 encuentros.

Mejorar el dispositivo de contención es en la actualidad la prioridad para Tapia. Otro reto para el técnico siempre fue mantener la puerta a cero. En la comparación entre las dos temporadas destaca que en ambos casos sólo lo consiguió en tres ocasiones. La coincidencia es tal que siempre fue en La Rosaleda.

Esa debilidad defensiva reduce al mínimo su capacidad en ataque y el valor de los 23 goles marcados. Además, deja como clara consecuencia el escaso número de triunfos. Precisamente tantos como la pasada temporada (cuatro). Eso sí, logró dos de ellos a domicilio cuando con Manzano era más resolutivo en casa.

En cualquier caso, se observa una clara diferencia.

Manzano apostó siempre que pudo por los mismos defensas y sólo prescindió de uno (el central Fernando Sanz) en el que fue el último partido del jiennense. En cambio, Antonio Tapia prescindió del capitán en la segunda parte en cuatro de los seis últimos encuentros y de Valcarce en dos de los tres más recientes del lateral zurdo.