Intensidad
Actualizado: GuardarAunque a algunos le resulte paradójico, el equipo cadista ha logrado este triunfo tan necesario precisamente, cuando ha jugado un poco peor o, mejor dicho, cuando lo ha hecho menos bonito: cuando ha intensificado los trazos de su peculiar perfil futbolístico y ha planteado y resuelto el partido sobre las bases del trabajo permanente y del sacrificio intenso. Como lo explicó con palabras medidas Espárrago, el domingo pasado frente al Getafe el Cádiz sufrió y trabajó: trabajaron y sufrieron no sólo los obreros, sino, también, esos artistas que, olvidándose del estéril virtuosismo, se pusieron el mono de faena y sudaron la camiseta. Por eso, el alemán Bernd Schuster, técnico del Getafe, cuando reconoció al final del partido que su rival había merecido el triunfo, argumentó que el Cádiz había luchado más y que había aportado una mayor intensidad. En el fútbol, como es sabido, este término -intensidad- quiere decir entrega durante los noventa y tantos minutos que dura el encuentro, presión a todo lo largo y lo ancho de la cancha, y control operativo en todas las líneas del equipo. Y es que, a veces, jugar a fútbol es no dejar jugar al equipo contrario; es impedirle que controle el juego, que encuentre huecos por donde colarse, y oponerse a que hilvane las jugadas que facilitan el gol. Empleando esa fórmula tan elemental como es la intensidad, el conjunto amarillo marcó un gol en la portería contraria, mantuvo la propia a cero y, en consecuencia, sumó esos tres valiosos puntos que los sacan del pozo. A los críticos que han censurado este juego calificándolo de pobre, de simple e, incluso, de antifútbol, podríamos invitarlos para que repasaran las ocasiones de gol que se crearon y, sobre todo, las veces que Medina, Benjamín y Mirosavljevic, sacudiéndose el temor de fallar, dispararon a puerta. Quizás tengan más razón los que han lamentado que el equipo, tras el primer cuarto de hora en el que hizo gala de una sorpresiva lucidez frenética, perdió la brújula y, como consecuencia, tuvo que sufrir demasiados sobresaltos en el área de Armando.