«La Historia es cíclica, siempre se repiten comportamientos»
Actualizado: GuardarJesús Maeso (Úbeda, 1949) se desliza anónimo entre los pasillos de un edificio burocrático, toma notas, registra miradas y pasea en silencio mientras maquina un mundo mágico más allá de papeleos y conexiones cibermáticas, pegado a la tierra y a la sangre, a la historia de pueblos, civilizaciones, personas.
Novelista consagrado en ese complejo epígrafe al que llaman 'novela histórica', prefiere escapar de las etiquetas a la hora de hablar de unas obras en las que se mezclan el misterio, el amor, lo policiaco y la psique de unos personales apasionantes por lo complejo e inesperado. Mientras piensa mil y una historias entreveradas en los relatos del pasado, Maeso reflexiona frente a la actualidad y al mundo que le ha tocado vivir. Su última novela, La profecía del Corán, es un relato en torno al círculo que es la historia, a los errores repetidos de la humanidad. Una obra de amor y misterio en el seno de la convulsa Sevilla medieval, entre la cristiandad, el judaísmo y el cercano Islam. En medio de un equilibrio a punto de romperse.
«La profecía del Corán es el resultado de algunas reflexiones muy actuales. Tiene que ver con la indefensión del ser humano ante las catástrofes de gran magnitud como la Peste Negra, las guerras o los cismas papales, también con la obsesión eterna del ser humano con lo sobrenatural, con el más allá...», explica un autor incapaz de plantear un texto que no se detenga en la reflexión.
«Las novelas que se sitúan en el pasado nos sirven para relativizar los problemas del hombre moderno, demasiado preocupado por lo que pueda venir. Todo lo que ahora nos pasa ya nos ha sucedido antes y sólo hay que mirar hacia atrás para encontrar las soluciones», asegura.
«En el texto se muestran los antecedentes del enfrentamiento actual entre religiones como el islam y el cristianismo en el me-dievo. La historia es cíclica, en ella siempre se repiten los mismos comportamientos», asegura.
Parafraseando lo dicho por Voltaire, -«la historia siempre cambia; los que nunca cambian son los hombres»-, Maeso parte de la relación entre un médico cristiano, Yago Fortún, y una princesa retenida de la familia nazarí, Zubaida bint Umar, para entretejer el conflicto «entre dos credos, dos formas diferentes de vivir y de pensar». En el fondo, el escenario de una España que vive tiempos «de tormento y desolación», un país «donde todo se negaba excepto la existencia de Dios». «La Iglesia era coactiva y omnipresente, lo dominaba todo», añade.
Alrededor de la pareja, un crisol de historias y confabulaciones desde las conspiraciones reales de Los Trastámara hasta la búsqueda de un fabuloso corán herético donde, en clave de criptograma, están los símbolos místicos que revelan la era de El Elegido, el hombre que unirá a la humanidad bajo un único credo. Realidad y ficción se cruzan en un relato que parte del fin de una época de convivencia idílica, aquélla en la que «los reyes castellanos eran también los reyes de las tres religiones de la península», para situar una trama inventada en un contexto coronado por figuras reales como Pedro El Cruel o Fátima, la Sultana de Granada.
Lucha femenina
Con el trasfondo de un devenir escrito por varones, la novela recoge también «la lucha de las mujeres a la largo de los tiempos». «A pesar de que las musulmanas de la época estaban mucho más avanzadas que las cristianas, Zubaida es una especie de Madame Bovary del medievo español, una mujer condenada por las leyes de los hombres», asegura el autor en referencia a una heroína en contínua lucha con el universo de desigualdades en el que le ha tocado vivir.
Gaditano por elección desde que hace casi cuarenta años decidiera echar aquí sus raíces, Maeso se enorgullece de presentarse como tal allí donde lleva sus libros. Un verdadero catálogo de historias de la Historia donde se viaja desde Oriente a Occidente de la mano de cruzados, aurigas romanos o conspiradores papales.
«Crear una novela es una propuesta estética que lleva aproximadamente dos años, lo que ocurre es que cuando apareció mi primera obra publicada, Al-Gazall el viajero de los dos orientes (2000) yo ya tenía varios textos escritos que he ido sacando alternándolos con los nuevos que voy creando», dice para explicar su prolífica producción desde ese tiempo con La piedra del destino (2001), El Papa Luna (2002), Tartessos (2003) y El auriga de Hispania (2004).
«Soy un observador del género humano y un apasionado de los tiempo pasados», afirma. «Adoro abstraerme a ese mundo fascinante como si viviera en él», dice el escritor que dejó las aulas de secundaria para convertirse en asesor de la Junta de Andalucía.
«Creo firmemente que la novela histórica sirve para conocer nuestro pasado, como vehículo de enseñanza más allá de las aulas. Lo que es objeto de belleza y entretenimiento literario también lo es de aprendizaje, porque nuestra historia no es sólo rica sino, sencillamente, fascinante».