La prueba de que Conil es más amarilla que nunca
Ubicados en fondo norte, este grupo de aficionados ha logrado que en el pueblo se viva el cadismo con intensidad
Actualizado: GuardarPodía ser el descanso de uno de esos partidos de Segunda B ante equipos de la talla del Motril, Díter Zafra, Mármol Macael o Yeclano, rivales a los que ahora todo el mundo parece tirar por tierra pero a los que el Cádiz tuvo que enfrentarse en su día. Un grupo de cuatro o cinco chavales, enamorados del equipo y viendo la difícil situación por la que pasaba el club, se decidieron a montar una peña en Conil para despertar la afición entre la gente. «Solía ir al fútbol con tres o cuatro amigos del pueblo. Un día en el descanso, nos fijamos en la pancarta de una peña cadista, que no recuerdo muy bien su nombre, y decidimos movernos para crear una nosotros», comenta José Manuel Sánchez, su presidente.
Llegaron entonces las adversidades. Lo común entre los amantes del fútbol era ser del Barcelona o del Madrid, y aquello del Cádiz sonaba un poco a chino. «Decían que éramos cuatro locos, pero nosotros no tiramos la toalla», señala José Manuel, que no olvida lo complicado que lo tuvieron para poner el proyecto en marcha. «Nos llevamos un año sin poder crearla por la falta de apoyos económicos, pero la cosa iba subiendo y cada vez éramos más en el grupo». Fue el último año de Segunda B cuando el ayuntamiento, viendo que el Cádiz tenía posibilidades reales de ascender, se volcó con estos aficionados y ya se pudo montar la peña de manera oficial.
Llegaba entonces la tarea de buscar un nombre adecuado. La opinión de los mayores se hizo valer y fue el de Provincia Amarilla el que quedó finalmente elegido. Cuentan que, antiguamente, a los aficionados de pueblo que asistían al fútbol se les solía llamar catetos. El motivo de la elección fue el de reivindicar que se podía ser el más cadista del mundo sin la necesidad de haber nacido en la capital.
Fructuosa andadura
Arropados por Matías Pavoni, jugador que asistió a la inauguración, la entidad conileña comenzaba su andadura. Corría el año 2002. Sus primeros pasos, como el de tantas otras peñas nacidas por esas fechas, no pudieron ser más gratificantes. El equipo consiguió el tan ansiado ascenso y, tras un exitoso periplo por Segunda División, volvió de nuevo a emerger a la máxima categoría del fútbol español.
Desde ese preciso momento, nunca ha faltado una pancarta en el fondo norte del Ramón de Carranza y tampoco ha habido un día en el que ninguno de sus integrantes haya estado animando al equipo. «Ahora estamos preparando el viaje a Madrid. Hemos fletado un autobús y ya hay 42 plazas ocupadas. Supongo que en dos semanas dará tiempo a que se cubran las 55», advierte el presidente de la entidad. «A Carranza no faltamos ni un partido. Fuera, hacemos los desplazamientos que podemos», comenta José Manuel.
Son un grupo de 80 socios -de los cuales hay 4 de Bilbao, 2 de Vitoria y uno de Madrid-, pero su conileño de oro y socio de honor es el joven Manuel De Gomar, que actualmente se encuentra cedido en el Rayo Vallecano. «Es un gran amigo y siempre está en contacto con nosotros. Queremos hacer una mención especial porque siempre es duro estar lejos de los tuyos cuando se es tan joven», subraya uno de sus seguidores más incondicionales.
Curiosidades de la vida, viendo que, con entrega y tesón, habían conseguido vestir de amarillo a buena parte de los niños de la localidad y que en los bares se pusiera siempre el partido del Cádiz, directivos del Conil pidieron a los integrantes de la peña que intentasen extender las camisetas del equipo entre la gente.
Contentos con el esfuerzo que está haciendo la plantilla y con el trabajo desde la directiva, sólo esperan que se consiga la permanencia y que puedan seguuir disfrutando mucho tiempo tal y como lo están haciendo hasta ahora.