sequía en la provincia

Los embalses gaditanos estrenan 2006 con menos agua pero con reservas para tres años

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A pesar de las precipitaciones que se están registrando en la península desde el pasado 6 de enero, día de Reyes, España se encuentra inmersa en una situación de sequía. Ha entrado en «un ciclo seco plurianual», según el Ministerio de Medio Ambiente. Las lluvias de antaño son recordadas con nostalgia por agricultores y ganaderos que contemplan, con cierta impotencia, como sus campos se quedan estériles; así como por los ciudadanos que asisten a los supermercados y observan perplejos como los productos ya no tienen la calidad de antes. Las pérdidas económicas tampoco escapan a nadie. El volumen de agua de los pantanos se reduce diariamente. A nivel de la provincia basta con observar los datos y comparativas que publica la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir en su página web –www.chguadalquivir.es–. Los embalses están más secos que el año pasado. Así, en la actualidad, la capacidad media de los embalses es del 44,90%, es decir, hay un total de 735,115 hectómetros cúbicos almacenados, frente a los 744,9 que había el año pasado por la misma fecha. El panorama de los recursos no puede ser más desalentador y si las precipitaciones no lo remedian las restricciones en los edificios públicos llegarán tarde o temprano.

El Ministerio de Medio Ambiente ya ha advertido de que «harían falta lluvias excepcionales durante los próximos meses para recuperar el nivel de agua de los embalses y paliar los efectos de la sequía». Entre otras razones porque a partir de los 150 litros por metro cuadrado el agua filtra por el subsuelo hasta los pantanos y estos empiezan a subir su nivel.

A pesar de todo, desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir se asegura que la situación de la provincia de Cádiz es «bastante mejor» que la del resto de la cuenca, que está al 38% de su capacidad, principalmente porque las obras acometidas en la última década han otorgado más garantías que al resto de la cuenca. Estas actuaciones, que han consistido en las obras de regulación de los embalses de Guadalcacín II, Zahara y Barbate, «garantizan el regadío de los campos para esta temporada».

En cuanto al abastecimiento de los municipios conectados a la red, la Confederación ha asegurado que, aunque las precipitaciones no alcancen la media durante este período, «hay reservas al menos para los próximos tres años».

Asimismo, los expertos en Abastecimientos de Agua y Saneamientos de Andalucía (ASA) consideran «la sequía es algo cíclico. Mucho nos tememos que no va a llover como debiera este invierno para volver a tener suficiente agua en los embalses y acuíferos para estar tranquilos. Si las previsiones se cumplen, las alarmas saltarían el próximo verano y las actuaciones en forma de cortes de agua comenzarían en la primavera y el verano de 2007», afirma José Luis Rodríguez López, presidente de ASA.

Rodríguez López no es pesimista, pero está bien informado. Sabe que las reservas de agua del a provincia pueden durar dos años como máximo. Algo con lo que Juan Saura, director técnico de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, parece no estar de acuerdo: «El abastecimiento de agua a los municipios de la provincia de Cádiz conectados a la red general de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir está garantizado, si no se producen precipitaciones durante, al menos, los próximos tres años».

La razón de estas grandes reservas son «las diferentes obras de mejora en los embalses, como la ampliación de la capacidad del depósito de Guadalcacín».

Vegetación enferma

Por otro lado, la falta de precipitaciones empieza a hacer estragos en la flora y fauna de la península. Un Inventario de Daños Forestales (IDF) difundido por el Ministerio de Medio Ambiente asegura que la sequía, junto a factores como heladas, plagas y otros fenómenos naturales, han deteriorado la salud de una quinta parte del arbolado español. El 78,5% de árboles estudiados presentan un aspecto saludable, mientras que el 19,5% tiene defoliaciones superiores al 25% y el resto son muertos o desaparecidos. Entre las causas detectadas están las de origen abiótico, las defoliaciones de primavera y la sequía.

En general, los resultados obtenidos detectan un empeoramiento en el estado del arbolado respecto al año anterior. Por especies, las frondosas son las que acusan más daños, con una disminución importante en el porcentaje de arbolado sano (76,7% de árboles en esta categoría), a la vez que aumenta el porcentaje de arbolado dañado (21,3%). Aunque menos, las coníferas también salen castigadas. El conjunto de los árboles dañados sube al 17,6%, el peor registro.