Que sorteen aguaplá

Si no hubiera sido porque los sábados no tiene consulta ayer hubiera llamado a mi psicólogo porque la verdad no entiendo la causa por la que a todos los que les toca la lotería les entra un súbito interés por el bricolaje. Todo es tocarles el gordo e irse para Hipercor a comprar el pack de videos de Bricomanía con su palaustre de regalo y cuarto y octavo de masilla.

Ayer se volvió a repetir la misma historia que cuando el gordo de Navidad. En LA VOZ todo el mundo que había sido agraciado con el número obeso repetía la misma frase, como los furbulistas, y decían que emplearían el dinero «para tapar boquetes».

Ya me lo decía mi vecino que es obrero de la construcción y oficial de primera enladrillador, los muros que se hacen ahora no son los de antes y debe de tener razón porque hay boquetes en todas las casas.

Los pisos se hacen caros, chicos y con más huecos que la defensa del Mollerusa (rima con sobreusa).

Yo creo que el Organismo Nacional de Loterías debería de cambiar los premios y no dar más euros porque la gente lo que quiere es aguaplá para tapar boquetes.

Los niños de San Ildefonso deben de ser inmediatamente sustituidos por los alumnos de un curso de Albañilería ligera del Inem ataviados con su correspondiente mono blanco y casco a juego y regalar kilos y kilos de aguaplases y cementos blancos que son la mejor solución para el pequeño boquete.

Tres mil quinientos treinta y cinco, 2000 kilos de cemento, Ocho mil cuatrocientos doce, se coloca de albañil en Procasa. Oé, se premia y se bajan las cifras del paro, se puede pedir más.

Uno sin darse cuenta se va volviendo antiguo. Yo creía que a la gente cuando le tocaba la lotería lo que soñaba siempre era con recorrer el mundo montado en un colchón flex y hacer como único ejercicio el encestamiento de croquetas en freidoras de tres litros. Sin embargo, ahora, en vez de flojear y comprarse un bañador lo más hortero posible a la gente que se hace rica por lotería le da por trabajar, por tapar boquetes, fijate tú que ocupación más tonta. España está cambiando, como muy bien dice el profeta Acebes.

Ya ni hay pavo seco en las comidas de Navidad y hay que reivindicarlo en las comidas para demostrarse cada año que aún quedan retos difíciles en la vida. Claro todo el mundo quiere comer ligerito porque tiene que irse a hacer obras, a tapar boquetes...será por eso por lo que la gente no lee, porque se dedica al palaustre.

Fijate tú como será la cosa que Polanco quiere abrir sucursales al lado de todas las administraciones de lotería. Se hará rico como ponga el cemento blanco de oferta.