Sociedad

El 'recórdman' del crucigrama

Un marroquí elabora un pasatiempo con 100.560 palabras y unas dimensiones de 2.10 metros de largo por 1.20 de ancho

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Los pasatiempos podrían considerarse en Marruecos como una suerte de «deporte nacional». Una estampa típica del país magrebí es aquella en la que, en alguno de los miles de cafés que pueblan su geografía, se puede observar a los súbditos de Mohamed VI, bolígrafo en mano, verse las caras con un crucigrama, un autodefinido o un casillero de palabras cruzadas.

«Lo mejor del periódico son, sin duda, los pasatiempos y es esa la única razón por la que yo me lo compro», señala Mounir, cliente habitual de un establecimiento céntrico de Rabat. No hace falta siquiera adquirirlo diariamente y muchos han comenzado ya a utilizar una suerte de picaresca que hace que sea cada vez alguien diferente el responsable de hacer fotocopias para los demás de la que consideran como «la parte más interesante del rotativo», a saber, el pasatiempo. Ante la falta de expectativas, de trabajo y de recursos, esta se antoja una manera popular y barata de pasar las horas. «¿Con algo tenemos que matar el tiempo!».

No es extraño entonces que, con semejante afición, un marroquí se haya erigido en recórdman mundial, no oficial todavía, en la materia. Larbi Ouazbir, oriundo de Tiflet, a 50 kilómetros al este de la capital política del Reino, muestra orgulloso a los visitantes su tesoro. En un rincón del salón se encuentra el casillero de palabras cruzadas que, con unas dimensiones de 2.10 metros de largo y 1.20 de ancho, contiene un total de 100.560 casillas, inclusas en 19.102 definiciones horizontales y 18.280 verticales, todas en árabe. «¿El más grande del mundo!», señala orgulloso.

Meses de trabajo

Este joven parado marroquí ha sido siempre, según él mismo nos hace saber, «un enamorado de las palabras». Ocho meses de duro trabajo, entre marzo y octubre de 2005, y numerosas investigaciones en diversos ámbitos del conocimiento humano se encuentran detrás del enorme casillero, que ocupa casi la mitad de su sala de estar.

Sus fuentes de documentación: el diccionario Lissan Al-Arab (Lengua de los Árabes) de Ibn Mandour, media docena de enciclopedias europeas y algunos diccionarios franceses que «me han servido para perfeccionar mi trabajo». Una buena dosis de cultura general es necesaria para la resolución de este casillero, ya que en él aparecen temas tales como la historia de Marruecos y del mundo en general, se evoca a decenas de países y sus capitales, o también, por ejemplo, tras los enigmas se encuentran los nombres de ilustres personajes y de campeones deportivos internacionales.

La falta de medios ha impedido a Ouazbir estar ya incluido en libro Guinnes de los récord. Esta misma causa ha imposibilitado su participación en diferentes acontecimientos internacionales que le permitirían medirse con sus pares en la materia. Esto fue lo que le ocurrió precisamente en 2004 cuando, según nos cuenta, no pudo costearse el billete de avión hasta Frankfurt y participar en un concurso para el que tenía listo un pasatiempo de 20.000 casillas. Con esta gesta, sin embargo y aún sin haber podido retarse con los mejores, a Larbi Ouazbir no le caben dudas de que es uno de los principales verbicrucistas del mundo y que su país es una potencia en la materia.