¿Pureza?
Actualizado: GuardarHace pocos días en una televisión local de nuestra provincia se realizaba un debate sobre la pureza en el arte flamenco con la intervención de aficionados y artistas. Hablar de este concepto, no sólo en el flamenco, sino en todo tipo de arte es debatir sobre el sexo de los ángeles. La pureza tal vez atienda a un concepto filosófico y algo romántico que no tiene una clara identificación con la realidad. Si hay un arte en el mundo de la música que más le deba a la impureza y a la contaminación de elementos, ese es el flamenco. Otra cosa es que algunos, normalmente sobre bases de interés económico y racistas, se hayan querido atribuir su génesis y evolución. En la formación de lo jondo, nos encontramos con todo tipo de aportaciones gracias al trasiego de culturas por estos lares. Por citar algunos ejemplos, no podríamos entender el flamenco sin la aportación de los esclavos negros y sus ritmos africanos, sin la incorporación de letras y romances castellanos; sin la adaptación de técnicas del mundo clásico a la guitarra flamenca, al igual que en el baile sucedió con la absorción de todo tipo de formas típicas españolas, o con el ensanchamiento de repertorios con letrillas extraídas de zarzuelas o del folclore asturiano, entre otros.
Lo que resulta verdaderamente inquietante es que los defensores de la pureza, muchos de los cuales rechazan lo que no controlan o desconocen, valoran más que un joven copie al maestro lo más exactamente que pueda por encima de que el alumno incorpore algo de su propia cosecha. Si en algunas peñas y concursos se hicieran hogueras no me gustaría estar en el pellejo de algunos por querer insertar algo de personalidad. ¿Se imaginan esto en la pintura? Que llegara un pintor con copias literales de Goya y Velázquez...
He ahí la cuestión. Ya es sabido que el arte flamenco, como todos, ha entrado en la ley del mercado pero tiene una especial habilidad camaleónica de adaptarse a los tiempos que intenta reflejar. Hay quiénes insisten en cantarle al caballo y a la reja y quitan valor a cualquier indicio de vanguardia, tan fundamental en las artes, condenando a los intérpretes más avezados que poetizan con los problemas cotidianos de hoy. Este tema tiene mucha tela que cortar; por tanto les invito a que repasemos en algunos capítulos el eterno debate del arte flamenco. Agárrense.