Una catástrofe arrojada al olvido
Los vecinos del barrio barcelonés afectado por las obras del metro se sienten abandonados y manipulados
Actualizado: GuardarEl próximo 27 de enero se cumple un año del hundimiento del túnel de la línea 5 del metro en el barrio barcelonés de El Carmel. La catástrofe dejó a 1.276 vecinos sin hogar y provocó una fuerte trifulca política entre Pasqual Maragall, el Gobierno tripartito y la oposición que estuvo a punto de desembocar en crisis institucional. Un año después, sin embargo, los llamamientos a favor de la transparencia y la moralización de la vida pública catalana se han olvidado. La comisión parlamentaria que se creó para investigar el drama está paralizada. Y todo parece indicar que ni el Ejecutivo catalán, ni la oposición nacionalistas tienen interés en conocer qué ocurrió para sacar las oportunas enseñanzas políticas.
Las denuncias de Maragall contra el pago ilegal de comisiones en la adjudicación de obra pública en la época de CiU, el famoso '3%', quedaron en la nada. Los convergentes tampoco llevaron al president a los tribunales por estas acusaciones, como prometió Artur Mas. Incluso Josep Piqué, presidente del PP catalán, parece no pensar ya en el asunto. Al menos, ha dejado de denunciar que «CiU y el PSC se tapan mutuamente las vergüenzas» para evitar verse salpicados por el escándalo.
El escritor Juan Marsé en Últimas tardes con Teresa, describe con todo lujo de detalles el barrio de El Carmel hace unos 45 años. Recuerda que se trataba de un barrio difícil y pobre. Hasta 1958 no hubo transportes públicos y en la postguerra se talaron los árboles para utilizarlos como leña. El 80% del barrio fue construido entre 1960 y 1980, y el 48% de las viviendas tienen menos de 60 metros cuadrados. Castigado en los años 90 por los efectos de la especulación inmobiliaria de los 60 y 70, vio cómo se derribaban muchos de sus bloques, enfermos de aluminosis.
Primera grietas
Antes del hundimiento del túnel del metro, los vecinos del barrio llevaban dos años quejándose por las obras, que empezaron en noviembre de 2002, y acumularon unas 200 denuncias. El reproche más generalizado era la aparición de grietas en sus casas, algunas de las cuales tuvieron que ser desalojadas. El 15 de enero de 2005, se produjeron desprendimientos de terreno, y el 24, tres días antes del desastre, la detonación de unos explosivos provocó temblores en varios edificios.
Ahora se sabe que para las obras del nuevo tramo del metro que pasa por El Carmel no se realizó un estudio geológico preceptivo, según Joan Carles Melgarejo, geólogo contratado por la asociación de vecinos. Este técnico independiente declaró en la comisión parlamentaria que las obras se habían realizado sin hacer un estudio de las características hidrogeológicas del terreno; ni siquiera se habían tenido en cuenta los efectos de las antiguas rieras, la composición mineralógica o la influencia del agua sobre la erosión de la roca.
Pere Valero, autor del estudio geológico y geotécnico para el proyecto inicial que luego sería modificado, declaró en la comisión que debido a la complejidad del terreno «como mínimo hubiera hecho falta dos sondeos», mientras el técnico Ramón Pérez, de la empresa Tecsol, afirmó que ninguno de los 16 sondeos que se realizaron en el área fue llevado a cabo en el túnel de maniobras que se hundió.
El propio consejero de Política Territorial y Obras Públicas de la Generalitat, el socialista Joaquim Nadal, entregó un informe al Parlamento donde se reconoce que se cambió el proyecto para recortar el tiempo de ejecución de las obras en dos meses y hacerlo más «competitivo». GISA, el organismo público de la Generalitat responsable de la gestión de las obras, contrató los servicios de varias empresas que optaron por utilizar el denominado método austriaco, que había sido rechazado en las obras de ampliación del metro en Madrid, en 1996, por seguridad. Además, en los trabajos se escatimaron materiales de construcción, no se respetaron una serie de normas de seguridad y se ocultó información.
Así las cosas, la polémica decisión tomada por el anterior gobierno de Jordi Pujol «no se ha visto sancionada ni por la Justicia ni por la clase dirigente catalana», según Tomás García, portavoz de la asociación de vecinos de El Carmel. Mónica R., que perdió su casa, piensa que «Maragall sólo busca salir en los medios que su Gobierno controla. Ha hecho mucha propaganda sobre El Carmelo pero no ha querido ir a la raíz del problema».