Este año otra vez me prometo...
Dejar de fumar, ir al gimnasio y aprender idiomas son los objetivos más repetidos cuando comienza el año, pero los psicólogos recomiendan no perseguir imposibles
Actualizado:Algo mágico, como una explosión de adrenalina recorre la mente y el cuerpo cuando la última de las doce uvas marca el comienzo de una nueva etapa. Sólo transcurre un segundo, pero ese segundo es crucial porque tras él aparece la posibilidad de empezar a escribir el destino tal y como se hace sobre un cuaderno recién comprado.
Una primera hoja en blanco, a la espera de ser escrita con la tinta que condensa los proyectos por cumplir. Y lo anterior ya no importa, si todo ha ido mal o bien, siempre existe la posibilidad de rectificar o mejorar.
Doce meses por estrenar dan mucho de sí y también implican la licencia, socialmente aceptada, de coger apuntes mentales mediante todo un despliegue -a veces derrochador- de planes de futuro. Estos cambios deseados suelen ser siempre de carácter económico, amoroso, referentes a la salud, al aprendizaje o a la mejora de la convivencia social. Progresar en el trabajo, colaborar con causas justas, prestar más atención a la pareja, dedicar más tiempo a los hijos, viajar, cuidar a los amigos o reformar la casa. El propósito estrella de este año, -más que el de ningún otro por razones evidentes-, es el de dejar de fumar. Junto a él, los más repetidos son ir al gimnasio y aprender idiomas. Tres lugares comunes que curiosamente se repiten año tras año. Pero, ¿cómo conseguir que esa buena voluntad dure más allá de febrero? El problema radica en la búsqueda de la forma más eficaz de llevarlos a cabo y en cultivar la perseverancia como virtud esencial. Así que hay que tener cuidado con lo que uno se propone porque los imposibles pueden tener como consecuencia el desengaño o la frustración.
No es ninguna novedad que durante el mes de enero algunos gimnasios experimenten a lo largo de una sola semana un aumento que asciende a más de la mitad de las altas que corresponderían a todo el mes o que se duplique la cantidad de personas que se apuntan a los programas anti-tabaco, «A partir de la semana que viene el número de matrículas sube de un 18 a un 20 por ciento. Por ahora hemos acogido a 67 nuevos clientes, cuando lo normal son 100 altas al mes», afirma la empleada de un gimnasio gaditano. Pero si el método elegido no es el más deseable, no existe la suficiente convicción personal o los recursos no son reales, el sueño se desvanece. De hecho las empresas tienen asumido que esta repentina buena racha tarda menos de dos meses en decaer. También hay que tener que en cuenta que todos los días sirven para mejorar. La mayoría de los psicólogos coinciden en defender la idea positiva de establecerse metas a primeros de año como una forma de superación, aprovechando la sensación de iniciar lo que se percibe como un nuevo período. Hacer promesas inamovibles suele ser una actitud condenada al fracaso. Por eso es bueno sustituir expresiones del tipo jamás volveré a... por otras más realistas como voy a intentar no volver a..., o lo haré con menos frecuencia.... O sea, que si quiere por ejemplo, adelgazar, no vale borrar radicalmente de la lista de la compra la caja de galletas de chocolate o si desea mantenerse en forma tampoco obtendrá éxito si se dedica a vivir en el gimnasio. Es importante mantener la calma, no tomarse muy a pecho los tropezones que uno se da en el camino y por qué no, aprender de la experiencia ajena. No controlarlo todo, también tiene su encanto.