¿Quién dijo miedo?
Actualizado: GuardarQue sí, que nos llevamos un disgusto. O mejor dicho, dos. Kanouté y de nuevo Kanouté. Nos las prometíamos felices, felicísimas, y al final se torció.
Del 4-1 al 3-2 en un plis plas. Fútbol es fútbol. Pero, ¿y qué? ¿Quién dijo miedo? Lo que se vio ayer en Carranza fue un partido de Copa del Rey en estado puro. De los buenos. Goles, emoción, euforia, desasosiego, cabreo, alegría... Todo concentrado en 90 minutos de los que se quedan para siempre. De los que no se olvidarán tan fácilmente. Bueno, a aquellos que acudieron, porque calvas había unas cuantas. No sólo en la cabeza de Mirosavljevic ni en la banda de tribuna, sino en las gradas. Complicada época esta para pasar por caja. Pero esa es otra historia.
Esta historia es la del fútbol, la de los octavos de Copa entre el Cádiz y el Sevilla, cuyo final no está, ni mucho menos, escrito. Quedan noventa minutos en los que se presumen sensaciones parecidas a las de anoche.
Y ese final puede perfectamente ser feliz para los amarillos. Quien más quien menos en el descanso ya se veía en cuartos, soñando con un sorteo en el que la bolita sacara un Madrid o un Barça. Sin embargo, muchas de las caras al acabar el partido eran de derrota, de «vamos a centrarnos en la Liga que esto está ya perdido».
Pues no es así. Este Cádiz está capacitado para ganar donde sea siempre y cuando, como ayer, esté fino de cara a puerta... Ahora hay que ganarle al Getafe, pero luego vuelve la Copa. Y es posible. Y tanto que lo es.
Por cierto, menuda papeleta tiene la secretaría técnica con el asunto del delantero. ¿Dejan a Mirosavljevic? ¿Traen a otro, que en ningún caso es garantía de éxito y menos en el mercado invernal? El serbio, cada vez que juega, marca. Eso son matemáticas. Pero Antonio Muñoz ya ha dado su palabra públicamente al decir que si fallaba lo del transfer del paraguayo Javier Acuña, traerían a otro, por lo que habría que darle la baja a Nenad. En fin. Ellos mandan, la decisión es suya. Ojalá acierten.