El talón de Aquiles de Europa

En la laguna Estigia, según la mitología griega, se encontraban los espíritus errantes de los muertos que no habían sido sepultados. Según Hesíodo, esas aguas eran las guardianas de los juramentos sagrados que vinculaban a los mortales con los dioses. La diosa Tetis bañó a su hijo Aquiles en los humedales de Estigia porque era mortal por parte de padre, Peleo, rey de Tesalia: quería hacerlo invulnerable ante sus enemigos. Pero como sumergió todo el cuerpo, menos el talón por donde lo tuvo asido, el troyano Peris logró darle muerte al lanzarle una flecha envenenada precisamente al talón.

El punto más débil de los países europeos está en su abastecimiento energético. La dependencia del petróleo y del gas natural nos hace extremadamente vulnerables. Los dirigentes de la UE llegaron ayer a la perspicaz conclusión de que Europa debe diversificar sus fuentes de suministro de gas para impedir que problemas como el del corte de suministro a Ucrania por parte de Rusia afecten a los consumidores europeos.

El mercado energético se caracteriza porque el consumo está en los países más industrializados mientras que la producción y las reservas se hallan en los que están en vías de desarrollo. Los países ricos sólo producen 22 millones de barriles diarios cuando consumen 46,8. La diferencia la importan, día a día, a través de oleoductos, gasoductos y buques sometidos a riesgos de sabotaje, terrorismo, caprichos de la Opep y chantajes políticos de los gobernantes de los países exportadores. Europa, ese héroe y semidiós que ha sabido crear hasta una moneda única no ha logrado poner en marcha una política común de compras de productos energéticos. Ni siquiera sumergiéndose en las pantanosas aguas que guardan los juramentos sagrados y albergan los espíritus de esos muertos que son las guerras, las descolonizaciones, la diplomacia y el poder del comprador único que puede imponer el precio. Cualquiera puede lanzar una flecha envenenada a su talón.