Un segundo de prestado
El Real Observatorio de la Armada en San Fernando introdujo un salto en la escala de tiempo durante la primera hora de 2006 para ajustar el tiempo oficial al solar
Actualizado: GuardarEl año 2006 ha llegado con un segundo más bajo el brazo. Una fracción de tiempo apenas perceptible para las personas pero fundamental para mantener nuestros relojes sincronizados con el tiempo solar real, que viene determinado por el movimiento de rotación de la Tierra. La decisión de incluir este segundo adicional o intercalar fue tomada hace seis meses por el Servicio Internacional de Rotación de la Tierra y Sistemas de Referencia (IERS), organismo encargado de medir la duración de los días y de vigilar que el Tiempo Universal Coordinado (UTC) y el Tiempo Atómico Internacional (TAI) estén ajustados lo más posible al tiempo solar medio. El problema está en que la rotación del planeta es impredecible y varía según fenómenos como la fricción provocada por las mareas. Un efecto que debe haber aumentado en lo últimos tiempos, ya que los científicos han detectado un progresivo retraso en la rotación de la Tierra -por tanto, los días solares se están alargando-, a razón de 1,7 milisegundos por siglo (0,0017 segundos). De modo, que un día ya no tiene 24 horas. En 1986, por ejemplo, un día medio duró 24,00000034 horas.
Desde 1972, año en que se comenzó a intercalar segundos, se han añadido un total de 22. La última vez fue en 1998. Y la modificación siempre se hace un 31 de diciembre o un 30 de junio. En esta ocasión, en España, debido a la diferencia horaria, la adición se realizó el 1 de enero, tras la primera hora de vida del nuevo año.
Las decisiones del IERS han de ser aplicadas a nivel mundial y en España es el Real Observatorio de la Armada, en San Fernando, quien se encarga de actualizar y difundir el tiempo oficial.
Los relojes atómicos
Hasta los años 60, un segundo estaba definido como 1/86.400 del día solar medio, pero la variabibilidad de las rotaciones lo hacía impreciso. «Nadie se podría hacer un traje si un metro cambiase constantemente», pone como ejemplo Juan Palacios Rodríguez, director de la Sección de Hora del Real Observatorio. La solución se halló en los relojes atómicos. Su extraordinaria estabilidad -basada en la radiación del átomo de cesio- permitió redefinir esta unidad de tiempo. Satélites, barcos, aviones y todos los aparatos dotados de GPS se rigen por estos relojes, cuya inmutabilidad a tener que hacer este tipo de ajustes que impidan el desfase con el tiempo solar. «Al contrario que la gente, que ajusta su reloj de pulsera a otro más preciso, nosotros lo ajustamos al de la Tierra, más impreciso», explica el almirante de la Armada.
Se desconoce cuando será la próxima vez que se producirá un cambio en el tiempo oficial, pero donde no pasará desapercibido será en el Reino Unido, donde las señales horarias que emitieron las radios previas a las campanadas tuvieron un pitido de más.