Sólo los tontos pagan sus deudas
Actualizado: GuardarLos periódicos de hoy destacarán una noticia insólita: «Argentina puso ayer punto final a medio siglo de endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional al hacer efectivo el pago de los 9.574 millones de dólares». Lo que no dirán, por ahora, es que se trata de una operación de propaganda interna. Porque, tal como se ha hecho es poco más que un cambio de papelitos que, encima va a ser contraproducente. El país no ha generado el ahorro interno suficiente para pagar esa deuda sino que cambia peligrosamente de prestamista: de uno barato y solvente a otro caro y quebrado. El Banco Central argentino transferirá al FMI unos 5.000 millones de dólares correspondientes a las reservas que tiene depositadas en el Banco Internacional de Pagos y otros 4.600 que se encuentran depositados en el propio organismo multilateral. Y para equilibrar pasivos y activos del Banco Central, el banco emisor emitirá una Letra intransferible, en dólares y a 10 años, por el mismo importe de la deuda cancelada. Así que la moneda argentina ya no cuenta para su respaldo con sus reservas internacionales sino una extraña anotación en cuenta, un valor entendido.
El FMI se quita un problema de encima. Pero los bancos prestamistas y demás inversores del resto de la deuda argentina, pública y privada, se rasgarán las vestiduras porque va a aumentar el riesgo-país, ese indicador que mide el grado de peligro que entraña para las inversiones extranjeras. Eso se concretará en una sobretasa el tipo de interés que le cobrarán por el dinero que le presten en relación con el de los bonos del Tesoro de Estados Unidos. La operación no mejora el déficit fiscal ni la relación ingresos-deuda. Con la cancelación, además, se hacen más caros los proyectos de inversión extranjera capaces de obtener una rentabilidad acorde con los fondos colocados, la economía argentina queda abocada a un menor crecimiento y un mayor nivel de paro por una incomprensible decisión de soberbia política.