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El riesgo de derrumbe obliga a suspender el rescate en la pista de hielo alemana

ENRIQUE MÜLLER/CORRESPONSAL. BERLÍN
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Ya es oficial. Aunque los equipos de rescate tuvieron que suspender ayer sus trabajos por el riesgo de derrumbamiento de lo que queda en pie del inmueble, la Policía de Bad Reichenhall señaló que el hundimiento del pabellón de hielo del pueblo bávaro ha causado la muerte de quince personas, en su mayoría jóvenes y niños.

Después de una espera que se prolongó horas, ayer llegó una grúa especial con la que los expertos creen que en las próximas horas podrán retirar los restos del techo que aún cubren la pista de patinaje, un trabajo que permitirá que los quinientos miembros de los equipos de rescate congregados en la zona puedan penetrar en todas las dependencias del edificio desplomado.

Las fuerzas de seguridad y las autoridades del pueblo alpino confirmaron la recuperación de once cadáveres, entre ellos los de seis niños de 6 a 9 años, y anunciaron la localización entre los escombros y sobre la pista de hielo de los cuerpos sin vida de otras cuatro personas desaparecidas -una mujer y tres pequeños-, que podrían haber muerto a causa de las heridas y del intenso frío que reina en el lugar.

En medio de la tragedia y la tristeza que invade Bad Reichenhall, un sentimiento parecido a la rabia ha comenzado a nacer en el pueblo de 18.000 habitantes a medida que crecen las sospechas de que el techo se derrumbó porque nadie se había preocupado de realizar trabajos de mantenimiento adecuados en el recinto, construido hace ya más de treinta años.

«¿Quién es responsable de la tragedia», se preguntaron varios vecinos entrevistados por los informativos de la televisión alemana, que ha otorgado una amplia cobertura al drama. «210 minutos podrían haber salvado la vida de muchas personas», añadieron al recordar que las autoridades municipales recomendaron al entrenador de un equipo hockey sobre hielo que suspendiera en el entrenamiento porque había demasiada nieve acumulada sobre la techumbre.

Nadie avisó

Pero nadie avisó al pabellón para que impidiera el ingreso del público a la pista de patinaje. Cuando se hundió la cubierta, practicaban sobre la pista unas cincuenta personas.

El malestar puede convertirse en ira popular si la Fiscalía de Traunstein, que ayer abrió un sumario para investigar si se cometió el delito por negligencia, confirma las sospechas que reinan entre la población

Varios habitantes del centro turístico admitieron ante las cámaras de televisión que desde hace meses se hablaba del peligro de derrumbe y la necesidad imperiosa de sanear el techo.

Lukas, un joven de 13 años que estuvo patinando durante dos horas el domingo pasado, añadió que se filtraba la lluvia y que una gran parte de la pista estaba cubierta de pequeñas gotas congeladas que habían caído desde el techo. «Por suerte no vine a patinar el lunes», manifestó.

Pero el alcalde de Bad Reichenhall, Wolfgang Heitmeier, rechaza con energía todas las acusaciones y denuncias que formuló la población relacionadas con la supuesta negligencia de las autoridades. «Pocas horas antes del accidente el techo fue sometido a las mediciones pertinentes y el nivel de nieve estaba por debajo del límite autorizado», dijo. «Tampoco existen pruebas de que hubo negligencia en el mantenimiento del edificio».