Así en los cielos como en Vejer
Un convento franciscano restaurado ofrece al visitante un clima tranquilo a través de una decoración sobria que recuerda a sus antiguos inquilinos
Actualizado: GuardarTras tantas vueltas históricas, el Ayuntamiento de Vejer compró el convento en los años ochenta y lo restauró para convertirlo en un hotel en 1988. En 1994, el Consistorio concedió la explotación del negocio a la empresa gaditana Tugasa S.A, sociedad perteneciente a la Diputación Provincial.
Tras la última restauración realizada hace dos años, el hotel continúa conservando un aire sobrio y austero, tal y como vivieron sus primeros inquilinos. Por eso el Convento San Francisco es el lugar idóneo para buscar la tranquilidad y perderse por las calles intemporales de Vejer de la Frontera. Para lograr este objetivo, la dirección del hotel cuida hasta el más mínimo detalle con una decoración rústica y un ambiente elegante.
El hotel dispone de 25 habitaciones equipadas con baño, calefacción, televisión y teléfono. Cada una de ellas es distinta aunque todas tienen un distintivo común: tratan de imitar a las celdas de los monjes, situadas en el mismo lugar donde están los dormitorios ahora. Por esto, no es difícil encontrarse en una estancia que aún conserve las arcadas y los muros de piedra de hace trescientos años.
Frescos centenarios
También es destacable la sala del coro, transformada en sala de lectura y ocio pero que está decorada con una réplica de la sillería coral y con frescos dorados realizados a partir de los que antes adornaban las paredes. Aunque si se quieren ver frescos originales del antiguo convento, sólo hay que dar un paseo por la cafetería La Plazuela, la cual en sus arcadas todavía guarda restos de pinturas que revelan el lugar donde originariamente se situaba la capilla del convento. Cabe destacar que no es necesario ser cliente del hotel para ver estos frescos centenarios, ya que la cafetería está abierta al público siendo un establecimiento más en el que además de los visitantes también pueden disfrutar los vejeriego. Otro detalle digno de admirar es el mosaico romano que cuelga de la sala de la recepción fechado en el siglo II después de Cristo y encontrado en la pedanía de Libreros.
Para concluir la visita a la Hospedería Convento San Francisco no hay nada mejor que un buen almuerzo en el restaurante del hotel, El Refectorio, situado en el lugar del mismo nombre donde hacían los monjes sus sobrias comidas. El Refectorio se caracteriza por una cocina rica y creativa basada en la gastronomía autóctona con platos tan sugerentes como carpaccio de pato napado de frutas o solomillo de añojo de retinto al vino de solera con trufas.