«De momento, vamos a dejar fumar»
Los hosteleros empiezan el año entre el desconocimiento y el incumplimiento de la nueva normativa
Actualizado: GuardarSuspenso. Lamentablemente, esa es la nota que obtienen la inmensa mayoría de los locales de restauración de la ciudad en lo que se refiere a la aplicación de la nueva Ley del Tabaco que ayer entró en vigor. Una muestra: hasta 12 restaurantes (casi la mitad de los cerca de 30 visitados por LA VOZ en la zona del Paseo Marítimo) no contaban con carteles en la puerta avisando de si en ellos se permite fumar. Y casi todos los que sí cuentan con avisos los tienen en el interior, con lo que el usuario entra en los locales sin saber a qué atenerse. Únicamente cuatro han optado por prohibir fumar en su interior, de los que tres son cadenas de comida rápida con un público mayoritariamente infantil, y que han adoptado esta decisión a nivel nacional.
¿Cuáles son las causas del suspenso? La primera y más obvia es que sólo cuatro locales de los que van a permitir fumar colocaron carteles visibles en la misma puerta del establecimiento, con lo que de entrada en el resto el cliente no sabe qué se va a encontrar. Los demás optaron por ponerlos en el interior, indicando las zonas en las que se puede fumar y en las que no. Los avisos eran simples folios impresos por ordenador, en su mayoría con el logotipo de la patronal hotelera, Horeca.
Hasta 12 locales (incluyendo heladerías, un restaurante chino, bares y varias cafeterías) del Paseo Marítimo entre las playas de Cortadura y Victoria, que cerraron sus puertas por el Año Nuevo, no tenían ningún cartel visible, lo que ya supone infringir la norma, aunque habrá que esperar a que pasen unos días para hacer un balance más completo.
Sin extractores
Pero donde más se nota la inseguridad -debida sobre todo al desconocimiento del texto de la Ley- de los encargados de los restaurantes consultados por LA VOZ es en el tema de los extractores de humo. Según la Ley, los hosteleros que permitan fumar en sus establecimientos deberán habilitar una zona especial para los fumadores que se encuentre separada con mamparas del resto del local y que cuente con extractores de humo. Sólo en uno de los restaurantes el encargado reconoció que va a instalar estos aparatos, mientras que en los demás las explicaciones fueron pintorescas. «De momento vamos a dejar fumar, a ver qué tal va», señaló uno de los encargados, como si la nueva Ley fuera una norma sujeta a la experimentación o al arbitrio de la empresa.
En otro local, uno de los camareros mostraba a los clientes fumadores el reservado en el que podían ejercer su hábito, separado por unas mamparas del resto de mesas. Sin embargo, pese a contar con un aparato de aire acondicionado, no había ningún extractor a la vista. «Los fumadores han venido preguntando directamente dónde se puede fumar», explica este trabajador.
En una conocida marisquería en primera línea de la playa Victoria, el dueño confesaba a LA VOZ que en la barra «no hay más remedio que dejar fumar», pero reconocía que los clientes ya están «mentalizados» y no han tenido problemas.
Algo en lo que coincidían casi todos los encargados, y es que parece que las numerosas páginas y publicidad vertidas sobre la Ley, una de las más restrictivas de Europa y la única junto con la irlandesa que pretende desterrar el tabaco totalmente de los centros de trabajo, han causado efecto entre los fumadores, que han acogido con una mezcla de resignación y fatalismo la implantación de los pequeños guetos para este hábito.
Pero hecha la ley, hecha la trampa, y algunos restauradores han recurrido a la imaginación para no restringir el acceso a los fumadores. En una marisquería se ha dejado la terraza a los no fumadores mientras que en todo el interior y en la barra está permitido encender los cigarrillos. Algo parecido ha realizado otro conocido restaurante, que ha divido su local en tres partes: en la terraza y en una de ellas no se fuma, pero la tercera (la más grande) se considera «zona habilitada».
Fuera ceniceros
La actividad en los establecimientos ha sido frenética. Junto con los carteles, una de las acciones más repetidas ha sido la retirada de los ceniceros hacia las zonas de fumadores, de forma que en algunos locales, por primera vez en la historia, las barras se han visto libres de este habitual accesorio, usado muchas veces como parte de la decoración.
Algo que se puede comprobar especialmente en los restaurantes que han optado por prohibir directamente el consumo de tabaco en su interior. Tres de las principales empresas de comida rápida implantadas a nivel nacional (McDonalds, Burguer King y Telepizza) ya cuentan con sus carteles indicando la imposibilidad de fumar. Sus encargados reconocieron a LA VOZ que se trata en todos los casos de una estrategia a nivel nacional, provocada por su público, mayoritariamente infantil. En un local de Telepizza de la capital gaditana ayer podía verse la curiosa estampa de una pareja esperando su pedido fumando, pero en el exterior del restaurante, enfrentados a un taxativo cartel de «Espacio sin Humo. Prohibido fumar».
El resto de restaurante optaron por fórmulas menos negativas del tipo de «no está permitido» o «existen zonas habilitadas», mientras que otro más escueto sólo decía: «Aquí se puede fumar».