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TELEVISIÓN Y RADIO

Ante todo, mucha calma

Las cadenas recurrieron a fórmulas tradicionales para llenar las parrillas de Nochevieja. Capas, gaitas, guiñoles y humor coparon la pequeña pantalla

JOSÉ JAVIER ESPARZA/
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Nadie podrá decir que se ha visto sorprendido por las programaciones de Nochevieja de nuestros canales. TVE 1 gastó la habitual fortuna en una propuesta que, por lo menos, resultó eficaz. Telecinco limitó su esfuerzo a una notable ingestión de uvas en Oviedo. Antena 3 siguió desgastando el capital de 'Aquí no hay quien viva'. Cuatro demostró que tampoco esto es lo suyo. Y poco más dio de sí la noche, aparte del décimo aniversario vitícola de Ramón García. Que no es poca cosa.

TELECINCO

Uvas asturianas

A Telecinco le salió una noche decentita, sensiblemente superior a la del año pasado, cuando nos flageló con un interminable e insignificante TV Top. Es verdad que los conciertos de los chicos de Operación triunfo dan de sí lo justo, pero nadie negará que son una buena forma de pasar el rato. Y aunque no fuera un espectáculo expresamente pensado para la Nochevieja, sino reciclaje de almacén, hay que reconocerle un buen nivel general de calidad. El concierto en cuestión era el celebrado en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Fue largo, muy largo. Pero precisamente de eso se trataba: llenar horas con un programa presentable y barato, antes de dar paso, ya en las honduras de 2006, al inevitable TV Top. Misión cumplida.

Donde Telecinco brilló especialmente fue en las uvas. Una vez más, la cadena nos llevó fuera de Madrid. El año pasado fue Consuegra, por el centenario del Quijote; esta vez fue Oviedo, por ¿Por qué? Viendo allí a Antonio Lobato, la mayoría de los espectadores pensaría que pasábamos de Don Quijote a Fernando Alonso. Sin embargo, la versión oficial asegura que se trataba de celebrar los veinticinco años de los Premios Príncipe de Asturias. Antonio Lobato, con un insólito esmoquin sin corbata -o, tal vez, con ella-, ocupaba el balcón del Ayuntamiento ovetense junto al pugnaz escote de Carmen Alcayde, que ya es un atractivo habitual de las uvas en Telecinco. Sobre la joven estrella valenciana hay que hacer dos observaciones: una, que cada vez lo hace mejor; dos, que sus modelos de Nochevieja siempre suscitan comentarios. Este año hay que alabarle los guantes amarillos contra el corto vestido negro; la bufanda verde manzana que coronaba el monumento hay que remitirla, tal vez, a un sano deseo de estar a juego con el pumarín local.

LA PRIMERA

Menú de la casa

La Primera, consciente de que también es la primera en Nochevieja y de que su oferta siempre funciona, repitió el consuetudinario menú: Cruz y Raya, uvas con Ramón y macroespectáculo musical. El programa de Cruz y Raya se llamaba 2005: repaso al futuro y tenía como eje una parodia de la película Regreso al futuro. Eso era un simple pretexto para el habitual encaje de 'gags' sobre la actualidad del año. En líneas generales, Juan y José trenzaron un buen trabajo, bastante superior a la última temporada de su "show" semanal en TVE-1. Fueron muy buenos, por ejemplo, los 'gags' sobre la ley anti-tabaco, la parodia de La hora del verdad y la caricatura salvaje de Pepe Navarro en Pufus y Navarro.

En materia de uvas, TVE-1 también apostó expresamente por la continuidad. ¿Y qué continuidad!: diez años, diez, lleva Ramón García -y su capa- explicando a los españoles cómo hay que comerse las uvas en Nochevieja. Esta vez cambió de pareja: no de concepto, porque la compañera siguió siendo el rostro más popular de la cadena, pero sí, precisamente, de rostro, porque esta vez ya no es Ana Obregón, sino -espejito, espejito- Anne Igartiburu, que ha vivido su mejor año profesional. Anne, de entrada, tuvo la excelente idea de aparecer envuelta en una capa española como la de Ramón. Después se mantuvo un poco hierática, como tapada por la capa de Ramón. En todo caso, la puesta en escena de TVE-1 fue la que se esperaba.

Y para después, TVE-1 preparó la misma fiesta de todos los años, aunque con otros rostros: Mar Saura, Ivonne Reyes, Bertín Osborne y Jorge Fernández.

LA 2

Minimalismo

Mientras TVE-1 se gastaba los dineros del contribuyente, La 2 se apretaba el cinturón. Su programación especial comenzó tarde porque antes se emitió el habitual capítulo de A dos metros bajo tierra, una serie de calidad contrastada, pero que no se concibió para vestir nocheviejas. La despedida del año propiamente dicha comenzó pasadas las once con el ya habitual Sol de medianoche presentado para TVE por Sandra Daviú. El repaso por las actuaciones musicales de los diferentes países del mundo fue tan vistoso como de costumbre, aunque quedó raro que se intercalaran fragmentos de la lectura del Quijote. La voz española la pusieron Amaral, desde San Millán de la Cogolla (muy bonito), y David de María desde una bodega (un poco intempestivo). Después, ya en 2006, La 2 nos alegró la noche con El hotel de los líos, que quizá no es la mejor película de los Hermanos Marx, pero que es la más ajustada a la actual situación de TVE.

ANTENA 3

Aquí no hay quien cambie

Como era previsible, Antena 3 confió su noche al personal de Aquí no hay quien viva. Es el tercer año que lo hace. El kit consistió, como de costumbre, en un episodio especial de la serie más vista de la cadena y en la presentación de las uvas por actores de la misma.

Los actores de Aquí no hay quien viva que guiaron las campanadas de medianoche fueron Eduardo Gómez ('Mariano', el padre del portero), Eduardo García (el niño Cuesta) y Vanesa Romero (Ana, la nueva). De entre los campaneros repetía Eduardo Gómez, que para poner al público en sazón abrió su parlamento con una tabernera ristra de tacos. Después de eso, la gente ya supo a qué atenerse.

Algo más de nivel tuvo el espectáculo posterior, titulado Feliz 2006 Pásalo. Lo presentaban Silvia Jato, Michel Brown y Jaime Cantizano. El guión no es que fuera para un emmy, pero tuvo soltura.

CUATRO

Esta gente tiene un problema

Para mantener el tono de su parrilla, resultó decepcionante. En vez de inteligencia, Cuatro puso espectáculo comercial: un programa musical que repasó los números uno de Los cuarenta principales en 2005. El programa se cerró con el convencional Imagine de Lennon, con Yoko Ono impostando gesto de mucha trascendencia.