Para que se porte bien
Millones de personas saludaron ayer la llegada del año 2006 de las formas más diversas
Actualizado: GuardarHay quien piensa que lo que bien empieza bien acaba, por eso mu-cha gente concede una importancia especial al modo en que inicia cada año, como si esas primeras horas marcasen la tónica para los meses siguientes. Hay tantas su-perticiones y costumbres como culturas en el mundo. En cualquier caso, en la zona occidental de he-misferio norte, abunda la reunión pública en algún lugar emblemático de las grandes capitales. La plaza neoyorkina de Times Square, la londinense de Trafalgar Square, los parisinos campos Elíseos o la madrileña Puerta del Sol, fueron algunos de esos puntos neurálgicos de las juergas de Nochevieja, que volvieron a congregar a multitudes.
En ningún sitio, la ceremonia alcanzó mayor belleza colorista que en la capital bávara, en los tradiconales castillos (reales y pirotécnicos) de Múnich.
Otros, más osados, no sólo desafiaron a las bajas temperaturas, sino que se zambulleron en ellas. Es el caso del italiano Marco Fois, que, como cada Año Nuevo, se bañó en el Tíber, regalando su es-tampa serrana suspendida sobre las gélidas aguas.
Pero estas fiestas no son sólo para juerguistas y valientes, la ilusión alcanza a todos. Anita Troutman, una venerable señora de Charleston, se puso ayer una diadema que reza «Happy new year» (feliz año nuevo) y fue con su nieto a un espectáculo de magia. Está bien arrancar el año con un buen deseo sobre la cabeza.