Sevilla FC

Denme amor foráneo, que desde del nido me asusta

¿Cómo celebrar la vuelta de Ivan Rakitic a casa sabiendo que el máximo accionista particular trata de echar su puerta abajo para que se instale un okupa?

José Castro y José María del Nido, en una junta del Sevilla Jesús Spínola
Francisco Pérez

Francisco Pérez

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Despertó el sevillista el martes con una pregunta que desde hace años ha sido preludio de un chiste: ¿cuál quieres antes, la noticia buena o la noticia mala? Pero esta vez no había parapeteada tras las interrogantes ninguna broma. Si acaso, una alegría y una tristeza, un orgullo y una decepción, un amor extranjero y un desamor nativo, un sevillista y un colaboracionista con quien no lo es. Daba igual el orden que cada cual eligiera, porque en un día que debió ser festivo se instaló la amargura por lo incierto. ¿Cómo celebrar la vuelta de Ivan Rakitic a casa sabiendo que el máximo accionista particular trata de echar su puerta abajo para que se instale un okupa ?

Rakitic, a quien equipos de media Europa le ofrecían un lugar en sus plantillas con los mismos emolumentos que percibía en el Barcelona , regresa perdiéndole dinero. Ojo que nadie le ha puesto una pistola en el pecho, que su decisión va seguida de ceros como nadie en la plantilla, que familiarmente era para los suyos la opción soñada.

Pero en cada una de sus acciones, desde que se fue obligando al Barcelona a pagar por él más de lo que debía hasta aceptar repartir aquí en dos temporadas la ficha que ganaba en una, pasando por múltiples guiños los años que ofició de mercenario azulgrana (dénmelos tan leales y profesionales como el croata, que para querer a los clubes ya tienen estos a sus aficiones), siempre destiló sevillismo.

Desde el nido lo hizo José María . El ex presidente protagonizaba la noticia mala del día. Su petición de junta extraordinaria, por lo demás esperada, vino acompañada de un comunicado que causó más vergüenza ajena que estupor. El máximo accionista de la entidad reconoció no hacerlo para recuperar el poder, algo legítimo, pues no estaría en el consejo, sino para convertirse en ganzúa que facilitara la entrada en la casa sevillista a quienes, por simple deducción, porque de otra forma no se entiende, lo tienen de rehén. Si fuera cierto que busca proyectar al Sevilla a la gloria absoluta, sólo tiene que convencer a sus «amigos» de que se pongan al servicio del club, ahora que en él todos hacen caja.

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