Hoja Roja

Solidaridad de casapuerta

Muchas veces la solidaridad es la respuesta a una pregunta que nadie se ha hecho

Yolanda Vallejo

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Hace mucho que no me gustan los anuncios del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad. Y cuando digo mucho, le estoy hablando de casi veinte años, los mismos que el calvo de la lotería dejó de decirnos aquello de «que la suerte te acompañe», ... que es lo que yo quería –y usted también- que me dijeran en el anuncio de la lotería. No necesitaba más, y usted tampoco. Pero ni usted ni yo estamos en la cabeza de los que piensan que para que compremos lotería de Navidad nos tienen que contar un dramón, y en eso están los creativos de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre desde hace una década, desde que el Gordo tocó en el «bar Antonio» y Manuel no había comprado el décimo, ¿se acuerda del café y de los veintiún euros y de lo mezquinos que podemos llegar a ser? Pues así llevan, año tras año, los anuncios de la Lotería de Navidad. Una abuela con Alzheimer, un enfermo terminal, una inmigrante ucraniana, un vecino antipático, un pastor de ovejas que se atrinchera en su pueblo, uno que se encuentra un décimo premiado y lo devuelve… en fin. Lo llaman solidaridad, pero no hay que olvidar que, en realidad, se llama «hay que comprar lotería».

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