COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
La pertinaz sequía
El problema está en que, si no llueve, volveremos a las restricciones a partir de septiembre
Hay frases y expresiones que encuentran acomodo en el imaginario colectivo y que se convierten en señas de identidad de una época, ajustándose a ella como si fuesen un guante de seda. No hace falta que se lo recuerde, porque podríamos poner mil ejemplos y ... establecer una línea del tiempo a través de los dichos: la calle es mía, brotes verdes o españoles todos, nos sitúan inmediatamente, por asociación de ideas, en un capítulo concreto de la historia. La pertinaz sequía, también. Aunque lo de la sequía es recurrente, y lo pertinaz que puede llegar a ser, lo estamos viendo en los últimos meses, sin que se pueda hacer gran cosa por remediarlo.
Dicen que es efecto del cambio climático, y seguro que es así. Pero no conviene despegarse mucho de la historia, porque por aquí -como por casi todos los sitios- ya hemos pasado, y muchas veces, además. Basta con echar un vistazo a las hemerotecas para comprobar que, desde el siglo XVIII, los adjetivos que califican este fenómeno tan recurrente en el clima español son siempre los mismos; se habla de sequía espantosa, cruel, terrible y… pertinaz. Hasta el punto que no son extrañas las rogativas ni las obras de trasvase y canalización de los ríos como medidas de urgencia para salvar las cosechas y hasta el consumo humano. Sequías pertinaces durante el siglo XIX, en 1905, en 1930, en 1945, en 1980, en 1992 —una de las más duras, que nos dejó los embalses a un quince por ciento y a los andaluces un verano sin agua desde las siete de la tarde—, en 2001, en 2017… ya ve, no hay nada nuevo bajo este Sol que nos achicharra en un mayo al que presuponíamos marzeando, y que nos ha traído malas noticias.
Porque el verdadero problema no está donde señala el Gobierno de Pedro Sánchez, ni siquiera en la decisión de Europa. El problema está en que, si no llueve, —por mucho que el consumo de agua esté garantizado durante un año y medio— volveremos a las restricciones a partir de septiembre, como ya ha anunciado Juanma Moreno. Restricciones que ya son efectivas en algunas zonas de Andalucía y que amenazan tanto a las cosechas como a las ganaderías, que es tanto como decir, que ponen el peligro la economía y el sustento de los andaluces.
La intervención de la administración central y su decreto de sequía destinando una ridícula cantidad para una de las comunidades autónomas más grandes del país no es más que un nuevo episodio del ninguneo al que nos viene sometiendo el gobierno de Sánchez, más preocupado en mirar la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio.
Y así nos va. Malgastando la harina y aprovechando el afrecho, utilizando cualquier excusa para rapiñear votos en las próximas elecciones, que si Doñana, que si el Rocío, que si el folclore, que si el regadío, que de qué se trata que yo me opongo. Lo de siempre, que Andalucía sigue siendo 'el sur', con todos los peajes, con todas las servidumbres y con toda la carga despectiva que usted pueda imaginar, porque lo de «El sur también existe» es otra frase hecha, no conviene olvidarlo.
Así que mejor será que llueva…
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete