COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
La luna y el dedo
Y es que, a pesar del proverbio chino, cuando la política señala la luna, lo inteligente es mirar el dedo, y no perderlo de vista
Con permiso de la autoridad, y si el tiempo no lo impide, hoy mismo a eso de las dos y media –hora española–, volveremos a la Luna, después de cincuenta años. La misión Artemis, que lleva el nombre de la hermana gemela de Apolo, la ... diosa griega de la caza y la virginidad, será la primera de la nueva era lunar del ser humano, o al menos así lo anuncia la NASA, después de que el fin de la Guerra Fría diera al traste con la carrera espacial y dejásemos de mirar a los cielos para mirarnos el ombligo durante casi cinco décadas. En esta ocasión, la capsula Orion irá comandada por un maniquí, Moonikin Campos –no se ría, se llama así y es un maniquí– y llevará como tripulantes a Snoopy –se lo juro por él– que dará el indicador de gravedad cero, y a Shaun, el cordero inmolado por la Agencia Espacial Europea. Apuesto lo que sea a que usted no le importa demasiado lo que acabo de contarle, entre otras cosas, porque está la Tierra como para ponerse a mirar a la Luna; pero en el fondo sabe que no es tan frívola la cuestión esta del cohete espacial.
Estamos a las puertas de un escenario que tiene la banda sonora de hace medio siglo, y la música, aunque esté pasada de moda, todavía nos suena. Una pandemia, una crisis mundial, una guerra casi mundial, la amenaza nuclear, los nacionalismos y populismos exaltados... y un largo y duro invierno por delante. Y no es casualidad que, justamente ahora, exista un interés porque elevemos nuestros ojos a los montes –me puede mucho la salmodia– y dejemos de mirar el dedo para fijarnos en la luna. Medidas de distracción que no se aprueban en ningún Consejo de Ministros, pero que funcionan, y que no son más que una estrategia política.
Sin embargo, a mí me interesa mucho más el dedo. El dedo acusador, además, el que señala los desmanes de un Gobierno que parece que está en la Luna. La aprobación de decretos «de medidas sin precedentes», unos bonos de tren que no funcionan, el anuncio de la subida del salario mínimo «más que nunca», la sonrisa etrusca de una vicepresidenta demasiado lunática, la rúbrica de leyes que no mantienen pero entretienen… ya ve, como para pensar en el Orion estamos.
Y es que, a pesar del proverbio chino, cuando la política señala la luna, lo inteligente es mirar el dedo, y no perderlo de vista. Quedan días de verano, claro, pero cada día que pasa, la Luna aparece antes en el horizonte, no nos dejemos engañar. «Hoy ha triunfado en el Congreso el sentido común», dijo Sánchez el pasado jueves tras la aprobación casi «in extremis» de sus medidas. Sentido común, dijo…
No sé cómo les irá a Snoopy, a Shaun y a Moonikin en su nueva aventura espacial, pero si llegan a alguna parte les rogaría que nos fuesen haciendo hueco, por si acaso.
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