Hoja Roja

Y el que no diga ole

Mal empieza la oposición si sigue pensando que lo de cambiar los nombres de las calles es una prioridad, como lo fue en los ochos años de mandato en los que llegaron a cambiar más de treinta rótulos viarios

María la Hierbabuena en el Falla
Yolanda Vallejo

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Mal empieza la oposición si su primera actuación en el Pleno municipal va a consistir en preguntar por qué el Ayuntamiento no ha realizado un acto para inaugurar la calle María la Hierbabuena, que fue rotulada el pasado 6 de junio -cuando todavía no había cesado el anterior equipo de Gobierno- y que, por lo visto, es una afrenta grandísima hacia la ciudadanía de Cádiz, y hacia «esta figura carnavalesca tan presente en el imaginario colectivo de la fiesta, tan recordada y tan querida en la ciudad». Mal empieza la oposición si sigue pensando que lo de cambiar los nombres de las calles es una prioridad, como lo fue en los ochos años de mandato en los que llegaron a cambiar más de treinta rótulos viarios, unos en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática y otros en cumplimiento de sus ganas de hacer como que hacían, ya sabe usted a lo que me refiero.

El caso es que, como nunca he entendido esa pulsión política por sacar rédito -y a veces ni eso- a lo de los nombres de las calles, el tema me parece agotado y más que amortizado. Y vaya por delante que no considero mal eso de rendir homenaje a las personas que han hecho o que han sido algo en esta ciudad, pero de ahí a construir un relato político -que yo también se escribir en moderno cuando quiero- de buenos y malos, de justos y pecadores por la inauguración de una calle, aunque sea la calle María la Hierbabuena, me parece un auténtico despropósito. Porque las hemerotecas están para algo, y aunque la memoria es muy frágil, el papel lo aguanta todo. El 26 de noviembre de 2021, el Pleno municipal aprobaba el cambio de nomenclatura de veintiuna calles, entre ellas la de Miguel Ángel Blanco que ya había sido propuesta en 2017, Proletarios del Metal -tan oportunista como inoportuno-, Francisca Larrea -a la que creo que no le hicieron homenaje, ni cantó siquiera el coro de Adela del Moral, que habría sido lo suyo- o la de María la Hierbabuena. Tiempo tuvieron para rotularlas, tiempo tuvieron para organizar la inauguración y tiempo tuvieron para hacerlo, como así lo hicieron cinco días después de perder las elecciones municipales, en el acto dedicado a Manolo Santander, el pasado 3 de junio. Así que la indignada pregunta que llevarán al Pleno ya tiene respuesta. Y el que no diga, que se le seque la hierbabuena, que habría dicho María.

Porque mal empieza la oposición si, a las primeras de cambio, abandona su flower power, esa sentida intención de ir juntos haciendo una oposición constructiva y esas cosas, y cambia la mano tendida por la que tira la piedra y se esconde para crear «la polémica de la semana» con cada paso que de el nuevo equipo de Gobierno, nos esperan cuatro años de perreo, y de aperreo. Que está muy bien que la oposición haga ruido, claro, pero si es mucho el ruido y pocas las nueces , si todo se queda en un «ole ole mi Cadi…» mal vamos.

Y por si no habíamos tenido bastante con el nombre de la calle, la polémica de la semana ha tenido también apellidos: Regata de Grandes Veleros Magallanes-Elcano. Ya lo sabe, el compromiso de acoger en nuestra ciudad la última etapa del evento organizado por la Sail Training International estaba más que avanzado -o eso parecía- en marzo de 2023, fecha en la que el entonces concejal de Deportes, el CEO de STI y el director de la regata, Paul Bishop mantuvieron un encuentro de trabajo en el que se sentaron las bases de lo que iba a ser «un revulsivo» para nuestra ciudad y en el que se abordaron las actividades complementarias, que a decir del responsable municipal iba a convertir a Cádiz en un «parque temático del mar» y aseguraba que «se está diseñando una completa y diversa programación deportiva, cultural y de ocio», que nos haría «un referente de la náutica a nivel internacional». Pero ya sabe usted lo que pasó en la fábula: «estos montes, que al mundo estremecieron, un ratoncillo fue lo que parieron», y cuando el nuevo equipo de Gobierno ha hecho la pregunta del millón, buscando la información sobre los trámites y la gestión de la Gran Regata, se dio cuenta de que si hubo algo «fuese y no hubo nada».

Así que ahora la oposición ha cargado de nuevo sus escopetas de feria, sacando pecho porque a ellos sí que les dio tiempo de organizar el Congreso de la Lengua en dos meses -en fin-, y de organizar el mundo en seis días, porque total, con un poco de Carnaval y dos romanceros el asombro de Damasco estaba siempre garantizado. Pero la realidad no siempre va en paralelo con el deseo, y la falta de licitaciones para montar escenarios, casetas, y la ausencia de una programación cerrada para la Regata hacen que todo tenga que hacerse al estilo Cádiz, es decir, deprisa y corriendo, algo que destacó el alcalde en la presentación de la Regata de Grandes Veleros el pasado jueves. El grupo de Adelante -toda mi gente viene conmigo- se defiende diciendo que había un equipo organizador y que todo estaba listo, que «lo que falta es la gestión». Acabáramos. Eso ya se sabía, que lo que faltaba era gestión, no hace falta que nos lo recuerden.

Porque, aunque pueda parecer lo contrario, no solo de Carnaval vive esta ciudad, y la gestión es tan importante como los homenajes, y lo digo a boca llena.

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