COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
Corre, corre, cartero
Así nos tienen, quemados y no sólo por la ola de calor
A la Virgen del Pilar le corresponde desde 1916 el patronazgo del Cuerpo de Correos y Telégrafos, tal vez porque fue la propia María la que hizo el porte, desde Judea, del pilar sobre el que se edificaría su santuario. Los carteros comparten madrina con ... la Guardia Civil y con el Cuerpo de Secretarios, Interventores y Depositarios de Administración Local, aunque muchos se encomiendan al arcángel san Gabriel que hizo el más famoso de los servicios de correo certificado con acuse de recibo que se conocen, aunque no fue el primero. En la morada olímpica Hermes —o Mercurio, según sea usted de griegos o de romanos— era el mensajero de los dioses, y con su sombrero y sus sandalias aladas era el encargado de traer y llevar las buenas o malas noticias.
Hay carteros tan literarios como el de Neruda, o el que siempre llama dos veces, incluso los hay muy cómicos, como el que interpretó Cantinflas en 'Entrega inmediata' o muy tiernos como Ibrahim el cartero de Bagdad; y, por encima de todos, hay carteros como Miguel Strogoff, oficial de correos del zar que cruzó Rusia empleando todos los medios disponibles, con todo en contra, sufriendo todo tipo de adversidades para cumplir su cometido y entregar la documentación confiada en tiempo y forma.
Y luego están los carteros españoles, que se han visto envueltos en la penúltima polémica de esta campaña electoral que —por fin— acaba el próximo viernes. Ya lo sabe, la coincidencia de fechas de los comicios ha coincidido, por primera vez en la historia democrática, con las vacaciones, y el voto por correo, que hasta no hace mucho era un complemento bastante circunstancial, se ha convertido, casi, en una necesidad y en el objetivo de los candidatos, sobre los que planea el fantasma de la abstención. La gran avalancha de peticiones y la preocupación de los votantes por no poder recibir a tiempo la documentación se ha convertido en un arma arrojadiza que los líderes políticos han intentado rentabilizar, matando —como siempre— al mensajero.
Correos, empresa de la que Alberto Núñez Feijóo fue presidente entre 2000 y 2003, defiende la profesionalidad de sus empleados y Sánchez, que se ha aprendido tres términos —mentira, maldad, manipulación— y con ellos está orquestando su campaña, intenta a toda costa sacar partido de una polémica estéril.
Porque no se está cuestionando ni la labor de los trabajadores de Correos, ni tampoco se está cuestionando que haya alguna intención, mala intención, en que la documentación llegue a tiempo a los votantes; de hecho, lo verdaderamente preocupante es que el presidente del Gobierno haya convocado unas elecciones dándole la espalda a los protagonistas, al electorado, a sabiendas de que, como dice el refranero «Julio caliente, quema al más valiente».
Así nos tienen, quemados y no sólo por la ola de calor. Por eso me solidarizo con los carteros españoles, porque lo más fácil ha sido siempre echarle la culpa al mensajero y procurar salir sin muchos arañones. A Sánchez le van quedando ya pocas opciones, lo mismo lo vemos encomendado a la Virgen del Pilar.
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