hoja roja

El año de la vivienda

Sabemos que nada de lo prometido se hará realidad en el próximo año, y que, por debajo del altar de las ofrendas, se ven los desconchones, pero nos da igual, porque bastante feo está el mundo como para que, encima, nos pongamos exigentes

Yolanda Vallejo

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Acabo de terminar 'Cien años de soledad' en versión serie. Si yo fuese cultureta, intelectual de Facebook o así, tendría que decir que me ha parecido una aberración; que Gabo, nuestro Gabo –hay que decirlo así para que usted vea que yo soy muy leída- ... habría puesto el grito en el cielo. Que llevar a la pantalla el universo de los Buendía ha sido una profanación y que el producto, además, no merece que entres en mi casa. Pero como no soy ni cultureta ni intelectual, diré que la serie me ha gustado muchísimo; que, por fin, he conseguido enterarme de cuántos Aurelianos había y que me he reconciliado con la novela de García Márquez que todos consideran una obra maestra y que a mí me parecía bastante irrelevante frente a la grandiosidad de 'El Amor en los tiempos del cólera' o 'Muerte constante más allá del amor'. Porque yo soy más del desierto de Aracataca, donde sopla el viento de la desgracia y, muchísimo más, del senador Onésimo Sánchez, que encontró al amor de su vida en medio de una campaña electoral que se le estaba haciendo bola. Y porque, usted lo sabe, siempre he pensado que Cádiz es Macondo con más salero.

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