COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
Ahora sí
A quién se le ocurrió convocar unas elecciones generales cuando la gente está deseando coger vacaciones
Si después de la tempestad dicen que viene la calma, después del día de ayer podemos decir que ¡por fin! ha llegado el verano, con todo lo que semánticamente eso significa. Los días azules, el sol de la infancia, las tardes eternas, las mañanas de ... sábanas frescas, la chicharra que suena en la siesta, las charlas al fresco, las noches sin fin…vamos, lo que viene siendo el eterno imaginario colectivo de esa imagen fija que todos llevamos en la mochila durante el invierno y que, para qué vamos a engañarnos, luego sabemos que no es para tanto, pero nos carga las pilas hasta el próximo verano, o hasta el próximo puente como poco.
Que si las rebajas comenzaron antes de tiempo es porque la nueva temporada viene pisando fuerte, que no hay lugar para entretenerse en gangas ni en encontrar chollos de última hora cuando lo nuevo viene tan nuevo, y oliendo tan bien… Ya ve, en unos días tendremos los anuncios de la vuelta al cole pero usted, y yo, aun estaremos pensando en quién nos robó el mes de julio, con la misma nostalgia preventiva que Sabina le cantaba al cicatero abril. A quién se le ocurrió convocar unas elecciones generales cuando la gente está deseando coger vacaciones. Menos mal que todo pasa, incluso esto ha pasado ya.
Ahora sí, ahora sí que sí. Con los deberes hechos –hasta con los deberes extra ya terminados y corregidos–, comienza el verano que tanto ansiábamos. Lejos ya los debates –¿verdad, Yolanda?–, los focos, las fotos, las entrevistas pactadas o sin pactar y la letanía de despropósitos electorales, que han sido tan agotadores como los memes de Julio Iglesias –y lo sabes–, solo queda esperar que la dolce far niente ponga las cosas en su sitio y que, al volver, no sintamos que es un soplo la vida, sino una nueva oportunidad para entender que aunque estemos de paso, lo más aconsejable es que no nos coja con el paso cambiado.
Porque ahora sí que ha llegado el tiempo del descanso. Que se paren los marcadores, que la música deje de sonar para que en el baile de las sillas todos encontremos asiento. Que el sol membrillero ayude a madurar los frutos que ayer sembramos millones de españoles y que, de paso, le de sosiego a Yolanda Díaz para dormir más y planchar menos. Que de eso va el verano, de descansar cuando se tiene la conciencia tranquila de que se ha hecho todo el trabajo y que no dejamos la casa sin barrer. Vacaciones, lo llaman, que viene del latín vacatio y que significa, precisamente, ausencia de trabajo o de obligaciones durante un tiempo determinado. Y ha llegado ese tiempo.
Así que, ahora sí. Nosotros hemos hecho nuestra parte, hemos soportado un gobierno insoportable, nos han presentado leyes impresentables, hemos pagado un peaje demasiado alto, hemos aguantado una campaña electoral inaguantable y hemos votado –contra viento y marea, contra el calor, y contra los elementos– para que los próximos cuatro años no sean un largo invierno.
Ahora sí, ¡feliz verano!
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete