Manuel Contreras - PUNTADAS SIN HILO

Zapatero, contigo empezó todo

Zapatero despertó al oso que dormía en la cueva del extremismo patrio convencido de que lo domesticaría

MANUEL CONTRERAS

Si el PSOE se convierte en el tercer partido del arco parlamentario, tal y como señalan las últimas encuestas, España se enfrentará al más grave problema político desde el advenimiento de la democracia. El desplazamiento del eje de la izquierda hacia la radicalidad abre la puerta a una eventual ruptura del sistema que ha proporcionado la mayor etapa de crecimiento de la historia de este país. Porque un Congreso con Unidos Podemos como fuerza hegemónica implicaría que la división parlamentaria ya no sería entre derecha e izquierda, sino entre constitucionalistas y antisistemas.

Un PSOE con menos de 80 diputados, como el que señalan algunos sondeos, debería empezar a preocuparse no solo por cómo jugar sus cartas en el nuevo panorama político, sino también por su propia superviviencia. El auge del populismo y del nacionalismo dejaría a los socialistas como fuerza marginal en gran parte de España, en algunos casos con presencia casi irrelevante. Y con sus fuerzas replegadas a los cuarteles de Andalucía y Extremadura, donde el apoyo ideológico se confunde con los intereses generados entorno a un colosal entramado administrativo y una economía clientelar, el socialismo correría el riesgo de quedar reducido a un partido territorial, una especie de CiU o PNV sin reivindicaciones nacionalistas.

¿Cómo es posible que una máquina de ganar como el PSOE, el partido que más tiempo ha gobernado en democracia, haya perdido en siete años más de la mitad de sus apoyos? Los socialistas obtuvieron 11,2 millones de votos en 2008, el 43,8 por ciento de los sufragios, y 5,5 millones de votos en 2015, el 22 por ciento. Y las estimaciones para el 26-J son a la baja. El origen de este descalabro, sólo superado por el de la UCD en 1982, está en la desnaturalización del partido que abordó José Luis Rodríguez Zapatero, quien desubicó a su formación hasta hacerla irreconocible. Zapatero quiso expandir el imperio socialista hacia la izquierda y para ello abrió todas las cajas de Pandora posibles: el independentismo catalán, la Guerra Civil, el antiamericanismo, el frente antiPP... Con cada caja que abría liberaba una dosis de odio. Zapatero despertó al oso que invernaba en la cueva del extremismo patrio convencido de que lo domesticaría y con él sería invencible. Quizás se imaginaba cabalgando a horcajadas sobre él, como una Khaleesi sobre sus dragones. Pero ahora es el oso quién está a punto de devorar al PSOE.

Zapatero, contigo empezó todo, como diría Piqué. El expresidente dejó a España en ruinas y a su partido abocado al desastre, desdibujado, huero, sin un ideario definido. La recuperación del PSOE es una prioridad para todos los demócratas, porque España necesita una fuerza de izquierda responsable y moderada. Un partido comprometido con la estabilidad del país y que abrace la libertad antes que la demagogia.

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