Álvaro Ybarra
La prioridad de la investidura
La política hace extraños compañeros de camino, sobre todo cuando el líder puede ayudar a sus socios coyunturales a superar sus problemas internos
Mariano Rajoy tiene como prioridad absoluta la formación de un nuevo Gobierno de España a finales de julio o principios de agosto. A su favor juega el hecho incontrovertible de que ha ganado por amplia mayoría las elecciones y el temor razonable de los demás ante una tercera convocatoria electoral que se volvería en contra de los que la hubieran forzado. Lo primero, ya digo, es amarrar la investidura. Luego ya habrá tiempo de alcanzar un pacto de legislatura o en su defecto los cuatro o cinco acuerdos puntuales que permitan gobernar España.
El PSOE, paradójico árbitro tras obtener los peores resultados de su historia, sigue siendo la fuerza política que daría estabilidad a una coalición de gobierno. Pero esto hoy por hoy, con Pedro Sánchez al frente de los socialistas, es imposible. El circunstancial relevo del secretario general del Partido Socialista por una gestora presidida por Susana Díaz, que continúa siendo la mejor alternativa, tampoco hará posible la gran coalición, pero descartaría toda posibilidad de acuerdos con Podemos y garantizaría los llamados pactos de Estado. Susana podría compatibilizar la dirección del PSOE con la presidencia de la Junta pues, entre otras cuestiones, los socialistas siempre han supeditado los intereses de Andalucía a los del partido por mucho que se envuelvan en la verdiblanca cuando les conviene. Esta vía empezará a despejarse esta misma semana cuando los barones se reúnan con el desaparecido Sánchez en Madrid.
Existe otra alternativa para Rajoy que es el acuerdo con los nacionalistas del PNV y los canarios, más Ciudadanos. Si nos atenemos a las declaraciones de los respectivos líderes, esa alternativa es tan difícil como la gran coalición. Pero todos sabemos que las negociaciones están abiertas y que la política hace extraños compañeros de camino, sobre todo cuando el líder puede ayudar a sus socios coyunturales a superar sus graves problemas internos. Es el caso del PNV, que ha perdido la mayoría en el País Vasco a manos de Podemos y que tiene una cita electoral en octubre. Tal vez se alcance un acuerdo de investidura en agosto y se aplace el de legislatura hasta que se celebren las elecciones vascas y gallegas, en las que el PP saldrá reforzado. Todos los caminos están abiertos para atender al clamor de los españoles de contar cuanto antes con un Gobierno.