Alberto García Reyes - LA ALBERCA
La llamada de Obama
Con los sevillanos que dicen que los ha llamado la Embajada se puede llenar Nueva York
EL número de gente a la que ha llamado la Embajada de los Estados Unidos para pedirle que participe en la visita de Obama a Sevilla tiene que andar más o menos a la altura de cuantos dicen que vieron debutar a Curro Romero en la Pañoleta. El viento que mueve a la Giraldilla es de bimba. Sevilla usa el levante de Tarifa para inflar sus patrañas, que no terminan de llenarse nunca porque en el arte del embuste y el roneo es insaciable. Aquí el que no haya recibido una llamada del embajador no es nadie. Y el que no le haya contestado que le agradece la invitación, pero que este fin de semana está en la playa con unos amigos, es todavía menos. Tan cateta es la cosa que la mismísima presidenta de la Junta se ha cogido un berrinche porque Rajoy ha delegado oficialmente en Soraya y eso significa que la vicepresidenta tendrá más rango en el protocolo que Susana. Los servicios de información de la Casa Blanca están echando humo en estos momentos para dar cuenta de todo a su presidente, que está que no vive porque no quiere quedar mal con nadie aquí. ¿Mira que si no saluda al delegado de Parques y Jardines? ¿Qué puede pensar el concejal de Fiestas si le da la mano antes al guía del Alcázar? ¿Cómo le puede sentar al del bar Giralda que prefiera un vinito de naranja en la taberna de Álvaro Peregil?
Esa es la explicación de que la Embajada haya llamado a tanta gente. Seguro que Obama ha dado órdenes de que se avise a todo el mundo para que no haya enfados. Hasta el del puesto de papas fritas del Salvador tiene varias llamadas perdidas. Pero donde ya no ha podido encontrar una solución el presidente es en el listado de invitados a la comida con el Rey. ¿Quién deja fuera del canapé al prioste de tal hermandad si está convocado el delegado del Viernes de Dolores? ¿Dónde se hace el corte? ¿En los jefes de gabinete de los directores de distrito? ¿En los asesores externos de la Cámara de Comercio? ¿En los entornos de los equipos de fútbol? ¿En los organizadores de la Cabalgata? Lo más fácil es suspender el almuerzo y dejar la cosa en un simple paseo por el Alcázar y la Catedral a media mañana. Fuera el problema. Como de todas maneras va a comer el lunes con el Rey en el Palacio Real, para qué meterse en líos aquí.
A mí el disgusto de Susana porque le va a dar la mano después a míster Obama que Soraya me parece entrañable. Es un gesto de sevillanía de nuestra presidenta que no había tenido antes nadie con la ciudad. Pero lo que han hecho los de Comisiones Obreras es un abuso. Pusieron ayer una cama en la Plaza Nueva que yo pensé que era un homenaje a los sindicalistas de Jerez que no la han doblado en los últimos 15 años, pero que por lo visto era una protesta para que el presidente de los Estados Unidos haga algo contra la precariedad laboral en los hoteles andaluces. A ver cómo busca hueco ahora ese hombre entre reunión y reunión con los jefes de estado de la OTAN en Varsovia para enterarse bien de la protesta sindical sevillana antes de aterrizar aquí. Aunque, pensándolo bien, seguro que el embajador ya se ha puesto en contacto con ellos desde el teléfono de Gila.