Manuel Contreras - PUNTADAS SIN HILO
Gasolina sevillana
El combustible autóctono olerá a pescaíto, lo que mitiga de forma notable el tema medioambiental
En las vacaciones de verano uno tiende a valorar un perfil de información que normalmente margina. Durante el resto del año priman en el interés personal las informaciones trascendentes: disposiciones gubernamentales, filtraciones políticas, decisiones de la CNMV, coyuntura del Ibex 35... En vacaciones, la perspectiva cambia y uno aprende a prestar atención a las cuestiones realmente interesantes, como la previsión meteorológica, la pelea de Feliciano López y Alba Carrillo y, sobre todo, la pretemporada del Betis, el eje informativo sobre el que pivota toda la actualidad estival. En este redimensionamiento informativo ayer se deslizó una noticia de trascendencia capital, de esas que la vorágine invernal tiende a eclipsar pero que la clarividencia veraniega permite calibrar en su justa medida. Leo que la Universidad de Sevilla ha culminado con éxito un proyecto para convertir el aceite de fritura en combustible y me conmociono ante el mayor descubrimiento hispalense de la década, el primer I+D genuinamente sevillano. Gasolina a partir de la freiduría: un mojón para el fracking , el solar impulse y todos los biodiesel; hemos logrado el sueño de la energía alternativa, que consiste en obtener combustible de materiales de consumo masivo. La energía de lo cotidiano.
El proyecto Bioseville, explicado con detalle ayer en estas páginas por Lola Alvarado, anuncia una revolución sin precedentes en la economía sevillana. Por ahora, el proyecto del Centro de Tecnología Avanzada de Energías Renovables (Ctaer) coordinado por el departamento de Química de la Universidad de Sevilla prevé que vehículos de Tussam se desplacen con combustible obtenido a partir de aceite de fritura. Un autobús que funciona con el mismo combustible que el pescaíto frito, reza la leyenda promocional del Ayuntamiento. Pero imagínense que la cosa funciona, la técnica se depura y el fritocombustible sevillano sale rentable; nos convertiríamos en el Arabia Saudí del postpetróleo. Ya veo una nueva OPEP en la que las freidurías de La Isla, de la Puerta de la Carne o del Rincón del Tito cortarían el bacalao como hacen los actuales emiratos árabes. A lo mejor la fritura de adobo viene a ser a este combustible lo que el diesel a la gasolina, y vemos a Blanco Cerrillo convertirse en la Shell o la BP del siglo XXI. O a Angela Martínez Goyguro, experta donde las haya en temas de aceite calentito, sentada con los dirigentes de Irak, Kuwait o Venezuela discutiendo el precio del crudo.
Esto sí que es I+D sevillano, y no esas ridículas poluciones de agua de las terrazas de los bares. Una gasolina autóctona que encima, me imagino, olerá algo a pescaíto, lo que mitiga apreciablemente el problema medioambiental. Yo felicito a los investigadores y les animó a adentrarse en otros yacimientos locales, como la cera de los cirios o los culillos de la botellona, fuentes de energía inagotables que sobrevivirán largamente al petróleo. Es el camino: si surtiésemos ya al mundo de la gasolina sevillana, enseguida nos iba a dejar Obama plantados con un palmo de narices.