Alberto García Reyes - LA ALBERCA
«Fotur»
Fitur se ha convertido en una feria de turismo fotográfico. Hay guantadas por salir en la foto
La famosa feria del turismo de Madrid, Fitur, es una radiografía exacta del mundo. Basta con darse una vuelta por allí para entender cómo funciona todo. El recinto de Ifema tiene una calle central que divide a las personas en dos: las que generan dinero y las que se lo gastan. A la derecha, los pabellones acogen a los profesionales del sector: cadenas hoteleras, touroperadores, compañías aéreas... Y a la izquierda están los pabellones de las administraciones públicas: desde Aena al Ayuntamiento de Alpandeire. En el ala derecha hay ordenadores abiertos, mesas en las que se celebran reuniones para llegar a acuerdos concretos, gente hablando varios idiomas en una misma conversación... En el ala izquierda hay cortadores de jamón, bandejas de chocos fritos, cerveza, tinto, folletos y muchos políticos. Y, además, cientos de «agradaores». Es fácil, ante esa clara división, hacer el comentario reduccionista: a la derecha está el desarrollo económico y a la izquierda el despilfarro. Pero la radiografía es mucho más compleja. La escena que intento narrar a continuación es real. Procuraré no permitirme la más mínima licencia al escribirla.
Todas las comunidades autónomas ofrecen sus excelencias turísticas en un expositor. Menos Andalucía. Andalucía tiene un pabellón entero. Es decir, los andaluces invertimos una cifra mucho más alta en nuestra presunta promoción que otras regiones mucho más ricas. Pues bien, en ese pabellón estuvo durante la inauguración de la feria la presidenta de la Junta, Susana Díaz. Y su presencia allí generó la siguiente estampa. Presidentes de diputaciones corriendo para llegar a tiempo a sus expositores y recibirla con honores. Concejales de pueblos dándose literalmente guantazos para coger sitio ante las cámaras. Alcaldes ordenando a los cámaras de las teles de sus pueblos que los cogieran bien cuando llegara ella. Y el séquito de la presidenta haciendo de pantalla para permitirle el paseo sin agobios. ¿Cuánto nos cuesta llevar a Madrid a concejales, teles locales, asesores, técnicos, comunity managers, cortadores de jamón y camareros? ¿Para qué sirve presentarle la Giralda a gente de Sevilla en Madrid? ¿Cuál es el objetivo exacto de Fitur?
La cuenta de esa feria es claramente lo comido por lo servido. Lo que se genera en los pabellones de la derecha se dilapida en los de la izquierda. Por lo tanto, Fitur es exclusivamente lo que hay en el ala diestra. Durante años, lo que ocurre en el flanco derecho mereció el calificativo de «Fritur» porque lo que más rulaba en las trastiendas era la freidora. La crisis frenó ese cachondeo y ahora hay más recato a la hora de pasear la fritura. Pero sigue habiendo el mismo descaro por conseguir un buen retrato en los medios, aunque sea en los locales, que le transmiten a los vecinos del pueblo lo importante que es su alcalde y lo bien relacionado que está. Lo que se celebra a la izquierda, por tanto, es otro tipo de evento. Concretamente es una feria de turismo fotográfico. «Fotur». La vida por una foto.