Manuel Contreras - PUNTADAS SIN HILO
Deporte y mujeres
La última cruzada del Consejo Audiovisual de Andalucía es por la igualdad en el deporte y contra la prevalencia del fútbol
El Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA) es un organismo de extracción parlamentaria cuyo objetivo es analizar los contenidos que emiten las radios y televisiones, tanto públicas como privadas, para garantizar que se adaptan a la ley y respetan los derechos de la ciudadanía. Para ello cuenta con un presupuesto anual de 4,4 millones de euros —llegó a ser de ocho millones— y once integrantes propuestos por los grupos políticos. El CAA edita trabajos esporádicos y dos informes anuales, el Barómetro Audiovisual de Andalucía y el Informe Anual sobre Pluralismo Político, donde se suele criticar con acidez la tendenciosidad de Fuengirola TV u Onda Jaén, aunque no consta ninguna protesta pública del órgano autonómico por manipulación en los informativos de Canal Sur.
La última cruzada de esta fiscalía audiovisual ha sido la igualdad en el Deporte, ya que considera inadmisible la marginación del deporte femenino en televisión e insoportable la prevalencia del fútbol. La presidenta del CAA, Emelina Fernández, destacó en unas jornadas celebradas el pasado lunes que el porcentaje de mujeres deportistas entrevistadas en televisión ha pasado del 1,9% en 2009 al 4,5% en 2015. «De seguir este ritmo, serían necesarios más de cien años para lograr la igualdad entre hombres y mujeres deportistas en la información», destacó Fernández, quien pidió a los periodistas una reflexión sobre «su papel fundamental en la construcción de una sociedad más justa, igualitaria y plural».
Hago la reflexión. No creo que el papel fundamental del periodista sea construir una sociedad más justa, igualitaria y plural, aunque indirectamente pueda contribuir a ello; nuestra labor se circunscribe a contar historias interesantes y reales. Arreglar el mundo corresponde a los políticos, y asignar al periodismo esa responsabilidad implica considerar a los periodistas como meros instrumentos en manos de los dirigentes para cumplir sus objetivos. La cuestión no es baladí, porque esta supuesta responsabilidad social del periodismo es la coartada para justificar un intervencionismo que, lejos de ayudar a la consecución de estos supuestos fines sociales, supone la muerte del propio periodismo. Desde este prisma se entiende la petición de la presidenta del CAA: hay que informar por narices de ciertos asuntos. Hoy es el deporte femenino, mañana será otra cuestión. La agenda no la marcan los medios, sino el sistema.
Pero las cosas en el mundo libre no funcionan así. Los periodistas informan de lo que consideren oportuno con el único límite de la verdad. Sin cuotas ni porcentajes. Cuando Mireia Belmonte o Carolina Marín hacen proezas se llevan las portadas simplemente porque las merecen. Y si hay pocas deportistas ganadoras no es culpa de su escasa visibilidad, sino de los responsables políticos de sus respectivas disciplinas. Los éxitos llegan por buena gestión, no imponiendo a los periodistas sobre qué asuntos deben informar.